Esta vez tenía pautado escribir un artículo  sobre la “Pedagogía del mirar” inspirado en el enfoque de Nietzsche sobre el aprender a mirar, entendido  “como acostumbrar el ojo a mirar con calma y con paciencia para una mirada larga y pausada”. El mismo tenía como propósito invitar a mirar con sentido crítico todas las medias verdades y medias mentiras  que el gobierno, los legisladores y los políticos, emborrachando la conciencia del pueblo, cuentan y venden todo el año y que enfatizan en tiempos  de  Navidad.

Cambié de página y preferí compartir con los lectores un mensaje que publicara el año pasado por esta misma fecha. No sin antes llamar a la solidaridad y la compasión con los que sufren carencias porque con que lo que les toca se financian los excesos de otros.

No sin antes llamar al silencio para reordenar las rebeldías y la indignación  y rechazar las promesas zalameras de los falsos redentores que asoman su cínico rostro y su hipócrita filantropía en cada Navidad. 

No sin antes llamar a la caridad para saciar de pan, esperanza y justicia al pobre que está cerca de cada uno de nosotros. No sin antes pedir que en estas navidades no nos comportemos insensibles a los gritos de los que sufren.

No sin antes llamar a vencer la  indiferencia  que nos hace perder el sentido de responsabilidad hacia nuestros hermanos y hermanas.

Es Navidad. Y,  sin pretender dar vacaciones a los problemas importantes del país, comparto  el texto publicado  en el portal católico Catholic.net y que se le atribuye a más de un autor: “La Navidad eres tú”.

“La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio, para oír la voz del Amor.

La Navidad eres tú, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.

El árbol de Navidad eres tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.

Los adornos de Navidad eres tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida.

La campana de Navidad eres tú, cuando llamas, congregas y buscas unir.

Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad.

Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.

La estrella de Navidad eres tú, cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor.

Eres también los reyes Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien.

La música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti.

El regalo de Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.

La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en tus manos.

La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y restableces la paz, aun cuando sufras.

La cena de Navidad eres tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.

Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones.

Tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti.

Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad”.

Son mis deseos en esta Navidad.