La década de los años 1980 pasó a la historia de América Latina y El Caribe como “la década perdida”. La crisis de la deuda, iniciada en México en 1982 y generalizada en toda región, se caracterizó por una alta y creciente hiperinflación, devaluación monetaria, aumento de la pobreza, elevado déficit de las finanzas públicas e impagos (“Default”) de la deuda pública, particularmente la deuda pública externa. El modelo económico de crecimiento hacia dentro auspiciado en las tesis de la CEPAL había entrado en crisis. El modelo cepalino fue sustituido por el llamado “Consenso de Washington” y su decálogo neoliberal, a partir de 1990.

Precisamente el 31 de diciembre de 2019 se informó de la existencia de un nuevo virus muy mortal y contagioso, que días después fue declarado pandemia mundial en enero 2020. Las consecuencias mundiales de ese año 2020 han sido devastadoras. No solo en términos de crisis sanitaria y costo en vidas humanas, sino en colapso económico y de sectores enteros de la economía, en particular para nuestro país para la industria de los viajes, el placer y el turismo. Pero también han sido afectados la producción industrial, el comercio, el transporte internacional, la restauración y casi todas las actividades económicas internacionales. El año 2020 fue un año de mucho sufrimiento, muertes y colapso económico. 

La forma de relacionarnos no se ha recuperado a los niveles pre pandemia de 2019, que ya daba signos de agotamiento del modelo económico mundial basado en la liberalización extrema,  la preeminencia de actividades financieras y el consumo. Muchos se preguntan ¿Será la década de 2020 a 2030 otra década perdida a nivel mundial, y en particular para nuestra región? 

Los rebrotes sucesivos del COVID 19, que ha conllevado una segunda, una  tercera y una cuarta ola de contagios, y se habla de una quinta ola, permiten hacernos la interrogante anterior. ¿Podrá la humanidad y sobretodo los países más pobres recuperar la normalidad pre pandemia? Ya las desigualdades mundiales eran terribles en 2019, pero la situación creada por la pandemia se podría extender por varios años. En enero de 2022 vamos entrando al segundo año de la pandemia y al inicio de un tercer año. 

¿Cuántos años durará la pandemia del COVID 19? El antecedente más importante que conocemos fue la llamada Gripe Española, que afectó al mundo justo un siglo atrás, entre 1918-1920. No hay registros concretos y confiables de la cantidad de personas que fueron afectadas y que fallecieron en esa pandemia de la Gripe Española, pero no es sino después de una cifra espeluznante entre 50 a100 millones de muertos, en un mundo con una población total de unos 1.800 millones, que se pudo salir de esa pandemia. Según los relatos y estadísticas, el virus de la gripe española se desvaneció en el verano de 1921. Simplemente desapareció. ¿Será un ejemplo de la llamada “Inmunidad de Rebaño”? Cuando la cantidad de contagiados es tan alta que ya no hay huésped para el virus. El mundo de 1920 acababa de salir de la Primera Guerra Mundial y el colapso de varios imperios y países –Imperio Otomano, Imperio Austro-Húngaro, Imperio Ruso, Imperio Alemán- y la cantidad de fallecidos en los campos de batalla –unos 60 millones-, dejó en un segundo plano la pandemia de la gripe española. 

En nuestros tiempos, el impacto ha sido mucho más en el campo económico a pesar que a diciembre de 2021 llevamos más de 5 millones 300 mil fallecidos y unos 271 millones de contagiados. Lo que sería un 10% de las estimaciones bajas de los fallecidos por la gripe española. Pero los afectados y “fallecidos” figurativos de las consecuencias del cierre de las economías son muchos más. 

Los Estados Unidos de América han sufrido daños humanos y económicos incalculables por la terquedad del gobierno de Trump al inicio de la pandemia que ha causado 820.000 fallecidos a la fecha, la más alta a nivel mundial, y ha colapsado la economía que solo se repone y sobrevive por el poder de creación de deuda infinita y de emisión monetaria del gobierno federal estadounidense y de la Reserva Federal. Los países de la Unión Europea también han tenido un fardo de pérdidas humanas, aumento del gasto sanitario exponencial, y crisis económica. Y de la misma forma la India, Rusia y el llamado “espacio post soviético”, los países de Medio Oriente, de Asia y Extremo Oriente. 

Lo llamativo es que en el país en el que surgió el coronavirus del COVID 19, en China, el extraordinario manejo de su gobierno de la pandemia y la disciplina del pueblo chino ha permitido limitar los estragos en vidas y económicos a mínimos para el país más poblado del planeta. También otros países han tenido un manejo extraordinario de la pandemia, como el caso poco publicitado de Vietnam, también Japón, Corea y Taiwán. ¿Qué tienen en común esos países de Extremo Oriente que de una forma u otra han manejado más disciplinadamente y con un impacto económico menor esta pandemia? 

En nuestra América Latina y El Caribe el impacto ha sido devastador. Brasil con 620 mil fallecidos, México poco menos de 300 mil, Perú con más de 200 mil y Argentina con casi 120 mil, son los países de la región más duramente golpeados. Pero la región completa ha sido devastada en su conjunto. Los efectos en ralentización de la economía, desempleo y sufrimientos de las poblaciones más pobres no han cesado. El calvario continua y no sabemos cuándo llegaremos a los niveles, de por si no muy buenos, previos del año 2019. ¿Será el inicio de otra década perdida para América Latina y El Caribe?

Los Estados deben tomar una acción más importante. No todo se resuelve con privatizar y hacer mercancías de servicios esenciales. La salud, la educación, las pensiones, la protección social, además de la seguridad pública y los servicios sociales deben ser regresados a una lógica de SERVICIO PUBLICO y a la función estatal. La capacidad fiscal del Estado debe ser objeto de un consenso y de una reforma más coherente con las necesidades. La integración regional debe ser una herramienta central de las políticas de desarrollo. El transporte debe desarrollarse, tanto urbano como interurbano e intrarregional, la agenda 20-30 hay que tomarla en serio así como las acciones para descarbonizar la económica y evitar un cambio climático catastrófico. Estamos a tiempo para evitar que esta década sea otra “Década Perdida”.