No porque se lo reclame Hipólito Mejía, sino porque desde 2000, cuando fue creada por Leonel Fernández, entonces saliente Presidente de la República, muchos ciudadanos, preocupados por la opacidad de los políticos, han querido saber de dónde sacó este abogado que nunca ha sudado la toga tanto dinero para hacer el lujoso edificio de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) y sostener sus gastos (incluyendo unas pretenciosas filiales en Washington y Nueva York), sobre todo que es una institución sin fines de lucro. (Ahora que pregona “transparencia” -¡Qué palabra!-, debería él mismo transparentarse bien).