Hay registros científicos que explican ciertas inconductas primitivas (con abandono radical de la racionalidad), que exponen causas genético-corticales, explicadas en el Vademecum de la Oligofrenia no Catatónica Limítrofe (estupidez en su variable fronteriza, digo yo), que fue producto de investigaciones del maestro de la psiquiatría Igor Filetin Strogonoff. Mi gran asombro, al conocer tan trascendental descubrimiento, es que quien sirvió de sujeto probatorio de esta propuesta teórica es nada menos que Sonia Mateo, cenadora (así, con “c”) de Dajabón (provincia que, por cierto, no tiene la culpa de sus disparates).