No es desaforado, como Aristide. No es un tiguerón, como Martelly. En nada se parece al estúpido de Baby Doc, y mucho menos a al terrible Papa Doc Duvalier. No llega a los niveles académicos de Préval, pero tampoco se parece a los gorilas que han ensangrentado su país. Nada de eso. El Presidente Jocelerme Privert, a quien conocí  hace un par de días en la fantástica hermana república de Codevi (enclavada entre República Dominicana y Haití), es un hombre sencillo que viste guayabera, siempre sonriente y de palabra amable, que no proyecta ningún prejuicio ni vierte veneno contra nuestro país. En verdad me cayó bien… (Ojalá que se quede ahí).