El intenso debate nacional en torno a las presuntas maniobras corruptas de la multinacional brasileña Odebrecht en el país, y la cacería de brujas que ha desatado el asunto en la opinión pública nacional por sus potenciales repercusiones políticas, nos recuerda una anécdota reciente narrada por un productor de miel en la Línea Noroeste

Entre los apicultores que trabajan la miel en la franja de tierra que se extiende desde los suburbios de Navarrete, a la salida de Santiago, hasta Laguna Salada o incluso el Cruce de Guayacanes, no son secretos algunos aspectos y detalles de la conducta de dichos insectos sociales y colaboradores para alcanzar un objetivo común.

Cuentan los cuidadores de colmenas en la zona que la producción de miel se ha reducido y las abejas están a punto de desaparecer por la contaminación y el creciente uso de pesticidas, herbicidas y plaguicidas entre agricultores que protegen plantaciones de arroz o de tabaco, rubros tradicionales en los llanos de la región. Y para colmo, un gorrión depredador que llegó desde la Florida está desalojando a la cigua nativa, la que busca amparo en centros urbanos, al destruir todas sus fuentes de alimentos.

Según ellos, las abejas zánganas y obreras sufren deformaciones en el cerebro y pierden la orientación natural durante el proceso de polinización de las flores, lo que limita su capacidad de absorber y transportar el néctar hasta los hexágonos de las colmenas, donde madura y concluye en miel como producto final.

A medida que las abejas cubren un tramo de terreno en la captura del néctar de las flores y una variedad de plantas, sus partes externas quedan impregnadas por residuos de polen. Cuando llegan cargadas a un panal, suelen ser recibidas y rodeadas por otras obreras y zánganas en un ritual maravilloso de asepsia.

Antes de colocar su valiosa carga en las aberturas del panal, las obreras realizan una danza de limpieza para deshacerse del polen y evitar que éste contamine el néctar. Los residuos del polen los utilizan las abejas zánganas para sellar el hueco hexagonal donde protegen la miel dentro del panal. Una vez cumplida esa misión, la abeja reina elimina a las zánganas y concluye el proceso de cuidar y madurar la miel.

¿Cómo es posible que dichos insectos puedan colaborar de manera tan coordinada y efectiva, con precisión milimétrica hacia un fin común, y garantizar de paso los resultados a las que todas contribuyen? ¿Por qué la sociedad humana no imita la inteligencia de las abejas a fin de avanzar en la dirección correcta, de manera civilizada y ejemplar?

En el caso de la constructora Odebrecht no resulta suficiente con buscar culpables o corruptos, y encarcelar a nombres y apellidos en el episodio dominicano. Si el interés nacional está por encima del interés particular, lo sensato sería recopilar evidencias contundentes, iniciar el debido proceso y encausar a quien haya incurrido en dolo alguno. Como se trata al parecer de delitos financieros, la empresa ha resarcido el daño económico con el acuerdo de pago al Estado Dominicano, tal y como ocurrió en otros casos ventilados en tribunales de los Estados Unidos, donde nadie cayó preso.

Sin embargo, ello resulta insuficiente para apagar el rumor público. Tanto el Gobierno como la oposición tienen a sus “corruptos” favoritos. Lo lógico sería que en vez de designar fiscales especiales para investigar el caso, sea preferible la creación de un tribunal independiente de alta instancia especializado, para juzgar hechos de corrupción pública y privada, en vista de que los tribunales ordinarios y sus jueces al parecer no están en capacidad de “evacuar” los resultados que un sector de la sociedad demanda, sin pruebas contundentes. Tal vez así, se sienta un precedente.

Mientras tanto, las abejas zánganas de la oposición continuarán haciendo lo que saben hacer; las obreras, aportando su esfuerzo de hallar culpables y chivos expiatorios; y las reinas, seguirán capitalizando los apagones y exprimiendo el bolsillo de los consumidores con su rechazo al proyecto energético de Punta Catalina, perpetuando el atraso y la miseria en la República Dominicana en nombre del combate a la corrupción.¡Qué ironía!. ¡Qué muchos nos falta para aprender de la danza de las abejas de la Línea Noroeste!