Es algo natural como la ola rompiendo en la playa,
el pic-pic del pájaro carpintero sacando insectos
del tronco, tu cabello lacio, elongado en las manos
de una peluquera dos veces a la semana. La belleza
y el asombro se mantiene entre tu gente, como
los truenos que vuelan y la lluvia cayendo
en la época de lluvias, las ballenas que llegan
a Samaná cada enero y febrero para jugar
y descansar y criar nuevos representantes
en los Océanos Unidos. No puedo convencerte
de algo tan contracorriente que no vayas
a la peluquera y que ahorres el agua de lavar
de tu cabello. Me quedo con el hecho que apagas
la fuente cuando lavas tus dientes y en los intervalos
entres trastes, y que no manejas un auto
reduciendo así tu huella ecológica. Finalmente
el balance es clave a la felicidad, la conservación,
y al cultivo del amor entre dientes y trastes.