Nueva York.-El casi seguro primer alcalde demócrata en 20 años, Bill de Blasio, inició una corriente que puede transformar su partido, matando las aspiraciones presidenciales de Hillary Clinton.  De Blasio mezcló la famosa novela de Dickens, “Historia de dos Ciudades”, con el discurso de Occupy Wall Street (OWS), creando una poderosa metáfora, cautivando la imaginación neoyorquina.

Tenemos dos ciudades, de Blasio asegura, una de los riquísimos, el 1%, la otra de los desposeídos, el 99%, y plantea reducir esa brecha como una “necesidad urgente”. Con El Bronx, el condado más pobre del país, y Wall Street la zona más rica del mundo, somos la capital de las desigualdades económicas.

Ese mensaje destruyó las alianzas políticas tradicionales, humillando el “poder” de jefes y maquinarias partidarias, poniendo todo “patas arriba”.

De Blasio, un blanco-heterosexual, le quitó el voto negro de Harlem a Bill Thompson, un negro; y a Christine Quinn, lesbiana, le quitó el voto homosexual de Chelsea.  Derrotó a las maquinarias que apoyaban a Thompson y al dinero del alcalde Mike Bloomberg financiando a  Quinn.

Nueva York se levanta contra la concentración de riquezas.

De Blasio tiene más de 40 puntos sobre Joe Lhota, el candidato republicano.  Los jefes demócratas que lo antagonizaron o ignoraron incluyendo Bill y Hillary Clinton, ahora lo apoyan.

Si el discurso ganador de las primarias neoyorquinas, contra las desigualdades económicas, controla las elecciones presidenciales del 2016, como luce, Hillary quedará automáticamente descartada.

En el 2011, OWS tomó la nación, luego el mundo, denunciando las desigualdades económicas, el éxito de de Blasio se replicará. OWS podría ser “sangre nueva” entre demócratas, como es el Tea Party entre republicanos. Si el discurso contra las desigualdades toma el Partido  Demócrata,  Hillary, una “derechista liberal” del 1%, terminará del lado equivocado de la historia, será parte del pasado.