Hace ya 27 años escribí, cuando Nuria empezaba a dar carpeta contra los que dañan este país: “Sigue, Nuria, sigue. Que bienaventurados siempre han de ser los que hacen el oficio de la ver­dad. Sigue, Nuria. Adelante en el intento de crear un cristal verdaderamente transparente para mirar. Sigue, Nuria. No des marcha atrás. Sigue, Nuria, sigue con tus sentidos descarnados, arma­da con el poder de la sensibilidad, portadora de imágenes y voces de la auténtica realidad. Sigue, Nuria, sigue…” (Y hoy lo reitero con mayor alegría y orgullo de tenerla en la lista de quienes, para bien, no han cambiado).