“En cierto sentido la vida de un hombre público… No termina con su muerte. Muchos de sus actos siguen  influyendo en el pueblo después de él haber desaparecido. En ocasiones ni siquiera hacen falta los actos, basta con que la gente crea que han sido realizados” (Juan Bosch).

Días después del ajusticiamiento del dictador Trujillo, los dominicanos cometimos el error de destruir todos sus bustos, estatuas, inscripciones escritas por sus acólitos y toda referencia publica al tirano, convencidos que con esto estábamos eliminando su presencia y su adoración en el seno de nuestra sociedad, de una vez y por toda. Olvidamos sus mañas de profundas raíces crecidas durante 31 años, sus métodos, sus bellaquerías y chapucerías, su andar y desandar en las instituciones, el accionar de los cuerpos de seguridad en cuyo seno “el jefe” deambula sin que haya sido exorcizado. Peor aún, la añoranza de sectores de nuestra sociedad que lo resucitan y lo desean con pasión como prostituta con el chulo que la enloquece y la golpea.

Es deprimente cuando una muchedumbre sin número, no sabemos que le dieron a  tomar y que los lleva a la euforia y los hace ver en sus sueños y en su caminar diario a Rafael L. Trujillo M. y a un nieto de nombre Ramfis Trujillo, como la salida de este país. Me lamento, ¡Cuánta falta de lectura! Cuánta anemia mental! Cuánto desconocimiento de la historia nuestra!, ¡Dios Mío, siento vergüenza¡ No leen, no conocen el pasado que tanto nos cuesta superar, al parecer sólo usan sus celulares inteligentes para chatear y entretenerse en las imágenes  que inducen al morbo, las cuales les han convertido en herramientas de sus propias máquinas.
Creo que es deber nuestro, recordarles algunos puntos, por si quieren seguir equivocados lo hagan conscientes de sus yerros. Trujillo, fue lo más nefasto que le ocurrió a Latinoamérica. ¡No existe paralelo con nadie en el continente!.

Era el primer ladrón en nuestro país, de eso no hay dudas, pero era el Jefe; las leyes no lo alcanzaban porque las fabricaba a su medida como pantalón de sastre. La República Dominicana era un feudo, de la cual el “Benefactor de la Patria” era su dueño y lo manejaba como le viniera en ganas.

Cuando los Estados Unidos invadieron el país, en el periodo 1916-1924, y organizaron la Guardia Nacional, Rafael Leónidas Trujillo se hizo un simple guardia. Ya para 1930, los gringos lo tenían listo y servido como “compinche” para ocupar la Presidencia del país, implantando un régimen de terror, megalomanías, medalaganerías, asesinatos, egolatría, desapariciones, persecuciones hasta en los sueños convertidos en pesadillas, robos, caliesaje, presiones a empresarios y terratenientes para comprarles empresas, terrenos y ganados a precios de miserias para sí mismo. Su negación tenía sus consecuencias: desprecio, descrédito, terror y muerte junto a la familia. Además, padecer los encaprichamientos de sus hijos y familiares con todo lo que anidaban sus cabezas, pasando por la ninfomanía y otras aberraciones.

Al final del asesinato de Trujillo en 1961, según los datos que rodaron por todo país, y que algunas fuentes registraron, su fortuna en bienes a su nombre en la República Dominicana ascendía a un valor de 55 millones de pesos. En inversiones y dinero que le debían unos 69 millones, y a nombre de su esposa María Martínez unos 24 millones, lo que sumaba un total de 148 millones 811 mil 29 pesos con 75. Sus depósitos en bancos suizos rondaban la suma de 150 millones de dólares, sin tomar en cuenta los depósitos que tenían a nombre suyo, sus hijos (Ramfis, Radhamés, Angelita) y una retahíla de lambones y secuaces.

También entró en el juego de la producción, utilizando el monopolio de carne, leche, sal, azúcar, tabaco, madera y lotería. En el país había más de 111 empresas a su nombre, con un ingreso de aproximadamente 1,5 millones de dólares, por lo que le ubicaban entre los 6 (seis) hombres más ricos del mundo: Dueño de 7 (siete) Ingenios (Catarey, Río Haina, Amistad, Monte Llano, Ozama, Porvenir y Santa Fé), Fábrica de Cemento, Clavos, Fósforos, Hoteles de lujo en todo el país, la Armería, Pintura Dominicana (PIDOCA). El Banco de Reservas, Banco Agrícola, Banco Central, el periódico El Caribe, Marmolería Dominicana, Fábrica de Vidrio (FAVIDRIO), Atlas Comercial, Seguros San Rafael, Dominicana de Aviación, Chocolatera Industrial, Industrial de Calzados, Aceites Vegetales, Fábrica de Baterías, Industria Nacional del Papel (INDUSPAPEL), Molinos Dominicanos, Molinos del Norte, Planta de Recauchado, Refinería de Sal, Sociedad Inmobiliaria, Tecnometal, Tenería FA-2 C., Tejidos Antillanos, Compañía Anónima Tabacalera, C. por A., Fábrica de Sacos y Cordelerías, C. por A., Minas de Sal y Yeso, Caribbean o Dominican Motors.

En su sistema de terror, sembró cada metro cuadrado del país de muertos y desaparecidos. Se estiman más de 50 mil las víctimas, con heridas familiares en viudas, viudos, huérfanos, padres, amigos que no curarán.  No podemos calcular las adhesiones enfermizas, la multiplicación de chivatos y celestinas, las tramas del virgocausto en que padres de familias por temor y fidelidad entregaban la virginidad de sus hijas al tirano y sus lacayos para lograr ascendencia social. No vamos a mencionar las comadres y compadres, con los miles de bautizos y confirmación que llevaba a cabo, con una iglesia de rodillas, salvo raras excepciones en la geografía, como los obispos Panal, Reilly, el P. Batista y otros.

Es penoso que la juventud nuestra desconozca su pasado, sigan como borregos detrás de una propuesta, por culpa de un sistema educativo desconectado de su contexto, y una clase política que con su accionar errático y su enfoque en ver al Estado como su empresa privada para hacerse ricos a costa del erario público, generando violencia e inseguridad por doquier. Así resucitan y convierten en modelo a seguir el otro extremo, que debimos sepultar en 1961.

Dejemos las ingenuidades que refleja una falta de lectura y conocimiento de la historia del tamaño de un abismo. Siempre insisto que nadie salta fuera de su sombra, como nadie salta fuera de su herencia, y la herencia es biológica (viene en los genes y la sangre) y social (lo da la familia y el medio circundante). El famoso Ramfis es Trujillo, por la sangre y por la crianza, y ninguna de las dos se puede negar.

“Para nosotros hay siempre una relación muy estrecha entre fondo y forma, de manera que no pueden separarse en ningún caso el fondo y la forma, si bien en muchas ocasiones lo que salta a la vista es la forma, mientras que el fondo permanece oculto y en otras ocasiones lo que primero se advierte es el fondo”. (Juan Bosch).