Nueva York.-Desde Toronto y Ottawa, Cánada, al norte, hasta Miami, Florida, al Sur, de Nueva York en el Atlántico a Los Angeles en el Pacífico, protestan contra la impunidad.  Protestan porque Darren Wilson, el oficial blanco que asesinó al adolescente negro desarmado, Mike Brown en Fergunson, Missouri, no será enjuiciado.

México completo protesta por la desaparición impune de 43 estudiantes, hasta demandan la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto.

Un levantamiento popular contra la impunidad arrasa Norteamérica y, siempre lo que sale del norte se replica en el sur. Béisbol, Rock and Roll, Jazz, Indignados de Wall Street, Black Friday,  telenovelas y Chespirito, todo lo que sale del norte se replica en el sur. Los levantamientos populares contra la impunidad también se replicarán.

Los pueblos demandan justicia.

“La justicia es lo más importante que hay, porque regula la relación entre los integrantes de una nación”, me dijo una vez Manuel Méndez; él nació en Villas Agrícolas y preside la Cámara Civil de la Corte Suprema neoyorquina.

“Las guerras civiles se dan siempre porque una parte de la población considera que no hay justicia para ellos y deciden hacer su propia justicia”, explicó.

Los políticos corruptos que secuestran la justicia para mantener impunes sus robos, provocarán levantamientos populares violentos.

Quien le niega justicia a un pueblo lo empuja a tomar las calles para “hacer su propia justicia”.

Quienes hoy callan ante la “violencia” del poder, que aporrea a un pueblo saqueado y abusado que demanda justicia, no tendrán moral para criticar las protestas “violentas”.

Los únicos responsables serán los jueces que vendieron su honor por dinero robado, esos que alimentan a su familia con “pan sucio”, como dice el Papa Francisco.

Buscarán chivos expiatorios, pero todos sabemos quienes son los verdaderos culpables, y sus cómplices que les garantizan impunidad.