He sostenido que, con fines de ocupar las posiciones disponibles en las altas cortes, el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) deberá hacer una rigurosa evaluación profesional, ética, académica y de experiencia de los candidatos, ciñéndose a lo que lo disponen el reglamento, para la elección de los jueces de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), y del Tribunal Superior Electoral (TSE), y la Constitución, que consagra la independencia de los jueces, como presupuesto de su imparcialidad.
En esa lista se encuentran el expresidente de la SCJ y de la JCE, Jorge Subero Isa, cuyo cualificado servicio al país es harto conocido; jueces y exjueces íntegros, aptos y experimentados como José Alejandro Vargas, Miguelina Ureña Núñez, Arelis Ricourt Gómez, Nancy Idelsa Salcedo de Moya, Claudio Anibal Medrano Mejía, , Domingo Antonio Gil, Edynson Franciso Alarcón, Samuel Arias Arzeno, Rafael Vásquez Goico, Ramón Horario González Pérez, Ignacio Pascual Camacho Hidalgo, Pilar Rufino Díaz, Segundo Monción, Mabel Iberca Féliz Báez, Eladio Antonio Miguel Pérez Taveras, Julio Anibal Suárez; y juristas de la talla de José Alejandro Marín Ayuso De los Santos, Cándido Simón Polanco y Carmen Semíramis Olivo, que, como otros, tienen todas las condiciones para ocupar un puesto en esos órganos tan importantes de la administración de justicia.
Estos son rostros reconocidos por su nivel profesional, solvencia moral, experiencia y una conducta marcada únicamente por la Constitución, las leyes y el Derecho y representan los perfiles de jueces a los que debemos aspirar.
Si vemos los modelos de evaluación en Iberoamérica los requisitos para estos cargos van en el sentido de garantizar capacidad, imparcialidad e integridad. En el caso alemán se añade la experiencia y el prestigio en la sociedad, por el rol fundamental que juega el juez en las democracias modernas.
Este tipo de variables métricas, que incluyen sus aportes sociales, responden además, no solo a su hoja de vida académica y laboral, sino también a la predictibilidad de sus actuaciones, lo que asegura estabilidad, fortalecimiento y continuidad en el sistema de justicia. Esperamos, pues, que el CNM escoja jueces capaces de acelerar el proceso hacia una democracia más transparente, eficiente, segura y sin privilegios, que bien pueden tener el perfil de los mencionados, quienes merecen toda la confianza ciudadana para impartir justicia.