Estamos hartos del PLD. No se cuantos, pero somos muchos. Danilo Medina, en particular, es un tipo singularmente inescrupuloso. Entre quienes lo adversan y quienes aspiran a sucederlo existen tremendas y escrutables diferencias. Los que adversamos a Medina queremos justicia, cambio, decoro, respeto. Quienes aspiran a sucederlo se conforman con una versión maquillada o mejorada de lo mismo que hay. ¿Será porque esos aspirantes son canallas, indecisos o ineptos? O ¿acaso será que ahora, el cuerpo social no puede producir otra cosa?
Los partidos y candidatos que aspiran a suceder a Medina no representan a, ni se comportan como políticos con responsabilidades ante los ciudadanos sino como gerentes de marca o dueños de empresa frente a consumidores. Quieren cambio, pero como decía el Gatopardo, para que todo siga igual. Quieren reglas que los beneficien a ellos, ahora en desventaja, pero capaces de hacer mas adelante lo mismo de lo que ahora se quejan.
Ahora bien, los que adversamos a Medina, los que queremos cambio y justicia estamos lastrados por nuestros propios errores pasados, estamos divididos y así seguiremos otro rato, hemos vivido mucho y aprendido poco y lo peor de todo, muchos estamos abierta o secretamente convencidos de que esta sociedad tan degradada, enferma y envilecida no merece nuestro esfuerzo ni mereció el sacrificio de nuestros héroes y mártires.
La Marcha Verde demostró que el hastío es real, que la indignación está ahí pero también demostró hasta donde ese mismo pueblo mas de consumidores que de ciudadanos estaba dispuesto a llegar. Mucha gente decía que ya estaba bueno de marchar, que no había justicia ni esperanza de que, seguir haciendo lo mismo, fuera a cambiar la ecuación. La Marcha Verde, el mas grande ejemplo de movilización social y de protesta desde 1984 entró en receso porque el país que la apoyaba no estaba maduro para seguir escalando la confrontación.
La Marcha Verde fue un intento masivo, oportuno de reclamar justicia en forma ordenada y civilizada. El gobierno desoyó ese reclamo y la Marcha Verde no pudo, no supo ni quiso empezar a portarse mal. Ahí desertaron unos, se vendieron otros y pocos comprendieron lo que había pasado. Después del reclamo pacífico y cívico había que empezar a portarse mal. Pero no lo hicieron, porque sabían que se quedarían solos si la Marcha Verde pasaba a ese otro nivel.
La dominicana de hoy, es una sociedad de mierda, de mentira que se acoge al consumo, glorifica la modernidad, es egoísta, patriotera, superficial y trepadora. Sin estremecer los cimientos de esa sociedad, sin hacerla temblar y derrocarla, cualquier día, alguien, cualquiera, puede con un golpe de suerte suceder a Medina pero sanear el país y el gobierno, hacer justicia, restaurar valores, adecentar esta pocilga, eso es otra cosa y solamente un trauma profundo puede producir la gente, la actitud, la determinación de hacerlo.
Mientras tanto, podemos seguir deseando y albergando buenas intenciones. Medina puede caer fulminado mañana por un infarto y aquí no habría justicia porque no acabamos de entender que el cuerpo social tiene que, no solamente desear la justicia sino luchar por ella y hacerlo a muerte si hiciera falta.