Suerte, capricho de la Naturaleza, intercesión de la Altagracia, la mano de Dios, cada quien que le de la lectura que mejor estime pero el hecho cierto es que de habernos impactado el ojo del huracán Irma, hoy estaríamos posiblemente contando y llorando las víctimas y contemplando con doloroso asombro un desolador panorama de catástrofe.
No es exageración si tomamos en cuenta que los vientos de Irma rompieron todas las anteriores referencias de los mas destructivos huracanes que han pasado por el territorio nacional, al alcanzar una fuerza sin precedentes de hasta cerca de 200 millas, el mayor tope registrado hasta ahora en la escala de 5 que es la que sirve para medir la intensidad de los mismos.
Fue al batir las Antillas Menores y Puerto Rico donde si produjo daños considerables y víctimas que, con el impacto, según explicó en Teledebate el ingeniero Osiris de León el miércoles en la noche, Irma desvió ligeramente su curso hacia el Atlántico, con lo cual solo la costa norteña resultó impactada por las marejadas, lluvias y vientos originados por su área de influencia que abarcó más de cuatrocientos kilómetros. Los hoteles y centros turísticos del este no sufrieron daños, si bien miles de ocupantes fueron evacuados como medida de prevención. En el Gran Santo Domingo apenas escasas lluvias.
Las cifras más altas reportadas arrojan varios miles de desplazados, casas afectadas, algunas de ellas totalmente destruidas, todas construcciones endebles, levantadas con materiales improvisados y de muy pobre resistencia, varias decenas de acueductos afectados. Por suerte, no hubo que lamentar pérdidas de vidas. Y esto es lo más importante y lo que debe alegrarnos a todos.
En justicia sería mezquino no reconocer que las autoridades tomaron todas las medidas de lugar, aplicando un amplio y riguroso protocolo de prevención, mientras el Centro de Operaciones de Emergencia se mantuvo en alerta; las fuerzas armada acuarteladas; las emergencias de los hospitales bien provistas; las presas vaciadas y Meteorología dando minucioso seguimiento a la marcha de Irma. Los medios de comunicación estuvieron ofreciendo continuos boletines informativos a la población. Y en esta ocasión, hubo también una mayor cooperación por parte de la ciudadanía, en particular en las zonas afectadas.
En las redes sociales hubo reconocimiento, aún de los mas tenaces críticos del gobierno, para las medidas de prevención adoptadas. Una actitud que les enaltece. Pero como nunca falta un pelo en el salcocho, antes de la llegada del huracán, algunos necios las utilizaron en forma perversa para enviar escenas inexistentes de otros desastres atribuyéndolos a Irma, desinformando y tratando de crear situaciones de pánico. Una razón de más para tomar medidas contra los que convierten este valioso medio de expresión ciudadana en un estercolero o hacen empleo irresponsable del mismo.
Toca al gobierno poner el mismo empeño diligente de que hizo gala en espera de Irma para ir ahora en socorro de los damnificados. Salud y los Comedores Populares hacerse presentes en los refugios para atender a los evacuados. Obras Públicas dotar de techo a los que perdieron sus humildes moradas y reparar prontamente las que sufrieron daños, de tal modo que pronto puedan volver a la normalidad.
Y atención. Hay que mantenerse en guardia. Por ahí viene rumbo a las Antillas, Puerto Rico y República Dominicana el huracán José que ya ha alcanzado categoría 4, mientras otro más anda formándose en el Golfo de México. Aún de pronóstico prematuro, no podemos descuidarnos, mas después de habernos advertido con mucha anticipación que esta iba a ser una temporada ciclónica muy intensa. Recordemos que prevenir frente al peligro de un huracán aunque luego no resulte necesario, será siempre mucho mejor que tener que lamentar si por desgracia nos encuentra con la guardia baja.