El actual Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro y su gabinete han caído en una mala racha, justificada o no, resultado de una guerra no convencional contra el proceso revolucionario o no, producto de la acumulación de errores y falta de rectificación oportuna o no, sus efectos en la psicología popular conduce su gobierno a otras funestas derrotas.

Enfatizó, la Revolución Bolivariana de Venezuela no es un patrimonio exclusivo de un pequeño grupo, independientemente de los momentos de gloria que pudieron haber vivido junto al Comandante Hugo Chávez, la Revolución Bolivariana fue concebida desde sus inicios para apoyarse en los mecanismos que nos ofrece el sistema democrático. Ni siquiera el Extinto Presidente Chávez se podía considerar dueño del proceso revolucionario que preconizaba, fue su máximo líder, pero el único y verdadero dueño, heredero del proceso revolucionario, es el pueblo.

La democracia respira mediante el voto electoral, por consiguiente lo que piensan los ciudadanos acerca de sus líderes políticos con posibilidades de alcanzar el poder es primordial. Nicolás Maduro debiera abstraerse de El mismo, y observarse desde la distancia, creando perspectivas de la situación que lo envuelve actualmente. Si lo hace con objetividad, pudiera evitarle otra bofetada electoral a la Revolución, una que despojaría a la misma del poder que aun ostenta en el Palacio de Miraflores.

Por "H" o por "R" la figura de Nicolás Maduro se encuentra en el piso de la preferencia electoral, con pocas posibilidades de recuperación en el corto tiempo, con una Asamblea Legislativa en control de la oposición y un pueblo percibiendo a la Revolución de capa caída, y sus enemigos de siempre gozando de su mejor momento desde el arribo del Comandante Hugo Chávez a la primera magistratura en 1999, el panorama luce bien oscuro.

Es tiempo de los análisis fríos, de los grandes sacrificios y desprendimientos en aras de preservarle al pueblo sus conquistas revolucionarias. Ese pueblo que ahora está siendo engañado, porque no piensen que la oposición acelerará las reformas que tienen bajo el brazo, tontos no son, ni que lo fueran, preservaran muchas de las conquistas de la Revolución Bolivariana, hasta alcanzar su fin último en esta guerra política: El Palacio de Miraflores.

La Revolución Bolivariana en sus años de ejercicio desde el poder ha dado cátedra de participación electoral al mundo, y logró todas sus conquistas con el apoyo del pueblo vía el voto electoral, que ahora mismo no le es favorable. Ese ha sido su camino y constituye uno de sus grandes legados.

Es hora de pensar políticamente, y convenir el camino más favorable para no seguir perdiendo espacios de poder, defender con dignidad los poderes conquistados y avanzar gradualmente hacia la consolidación de los aspectos más luminosos del proyecto revolucionario, manteniendo la ética, la moral y sus principios originarios.

La oposición fijó con claridad meridiana su objetivo esencial, sacar a Maduro del Poder, y con El, desalojar de la historia a la Revolución. Si se propone los medios constitucionales para convocar un referendo revocatorio del mandato del Presidente Maduro, en el corto plazo, pudieran tener éxito. Se debería llamar nuevamente a elecciones presidenciales, pero con pocas posibilidades que otro cuadro revolucionario, por idóneo que sea, pueda detener la avalancha triunfante de la oposición.

Si por el contrario, el Presidente Nicolás Maduro, asume la responsabilidad de salvar el proceso, pues renunciaría de la Presidencia de la República, evitando un triunfo del revocatorio a la oposición, que no solo exprese el rechazo a Maduro sino al proceso completo. Con la renuncia de Maduro se abriría un chance para una autentica rectificación, con otros protagonistas del proceso, probos, creíbles y comprometidos, esto llenaría de esperanza al pueblo,  que sin lugar a dudas retomaría las riendas de la historia que le ha tocado ocupar en estos tres lustros y más de ejercicio desde el poder.

Mi opinión personal, es que el camino más certero hacia la recuperación del proceso, actualmente en caída libre, es la renuncia del Presidente Nicolás Maduro, nuevas elecciones presidenciales, con nuevos protagonistas.

La renuncia de Maduro sería un paso táctico casi imprescindible, sin El la Revolución no es verdad que estaría desamparada, todo lo contrario, se fortalecería, obligando a emerger nuevos liderazgos que conecten con la coyuntura actual que vive el pueblo venezolano, atacar antes que se contra ataque, con nuevos refuerzos no con una cúpula revolucionaria rancia, diezmada por el desgaste y los errores.

Es tiempo de los grandes sacrificios. Todo puede pasar, así quedo bien entendido por todos con la muerte de Hugo Chávez, no esperemos que nos arrebaten el poder que nos queda, la verdadera rectificación que esperamos es un cambio de la dirección del gobierno en pleno. Hagámoslo. Maduro sacrifícate por amor al pueblo.