Nada es para siempre, una sabia expresión de simple sentido común que nunca entendieron los dirigentes del PLD. De la mano de Balaguer, como colectivo, se convirtió en la principal fuerza política del país por casi 20 años. De la nada, casi la totalidad de sus principales dirigentes y allegados a éstos amasaron poder y dinero. Embriagados,  pensaron que mantendrían eternamente en el control de las instituciones del Estado del país, de gremios, sindicatos, universidades etc. Que seguirían ampliando la base de su poder cooptando e integrando a las estructuras de mando a profesionales de las más diversas ramas del saber y de la ciencia. A pesar de eso, de manera trágica, hoy asisten al final de esa ilusión.

El domingo 5 de julio, marcará el definitivo final del sueño peledeista de gobernar por siempre este país. Pero, un patético presidente Medina, evidentemente fuera de sí, sabiéndose abandonado por varios dirigentes de su Comité Político y de otras instancias dirigenciales del PLD, persiste en pensar y hacer pensar a sus seguidores, que puede evitar la debacle de ese partido, que en sus manos se desvencija, junto a la de él como líder máximo. Asustados, al leer las encuestas creíbles, Danilo y sus paniaguados en oficinas dentro y fuera de Palacio, en salas de redacción y/o frente al micrófono de algunos medios, incurren en el delito electoral de amenazar a empleados públicos o a beneficiarios de bonos del Estado, y hasta a sectores económicamente poderosos

Pero, con esas fechorías no podrán evitar el final de sus tantos años de prepotencia, sino que ellas se suman al rosario de atropellos institucionales y robo al erario público que determinaron las grandes protestas en las calles durante el discurrir de los últimos tres años. En estos años, finalmente, esta sociedad sintonizó con los movimientos de protestas que por más de dos décadas sacuden el mundo, exigiendo el fin de la corrupción y la impunidad.  Ese sentimiento se multiplicará en el próximo gobierno, exigiendo la acción de la justicia contra ellos. La forma ominosa en que Danilo/PLD y sus paniaguados han usado la pandemia para enriquecerse aún más, y sacarle beneficio político, constituye otra provocación que profundiza la rabia contra su régimen.

El final de la ilusión continuista, multiplicará el deseo de justicia y de que esclarezcan los actos de corrupción de muchos de sus funcionarios y allegados. No sólo se exigirá justicia a los prevaricadores, sino explicación, justa o no,  a algunos que, sin ser formalmente del PLD, fueron diseñadores y promotores de muchas de sus políticas. Las demandas del fin de la impunidad de los movimientos contestarios que han jalonado la vida política del país y de casi todo el mundo en los últimos años, conjugada con la existencia de un(a) Procurador(a) General de la República independiente, como promete el PRM y aliados, augura un contexto político de demandas de justicia del que ningún presidente podría abstraerse.

Nunca como ahora el tema de la corrupción había tenido los niveles de preocupación en la gente, tampoco la demanda de que la impunidad sea extirpada de la práctica política en nuestro país. Tampoco, nunca como ahora un candidato presidencial con amplias posibilidades de ganar unas elecciones había sido tan enfático en el planteamiento de la independencia de la justicia, como uno de los objetivos centrales de su gobierno para para producir un cambio en este país. Luis Abinader ha asumido el compromiso de poner al frente del Ministerio Público una persona independiente. Para serlo, deberá tener una trayectoria personal y profesional que le permita actuar con firmeza en el esclarecimiento de los actos de corrupción en las esferas pública y privada

Pero la garantía de una justicia realmente independiente descansa en el sedimento dejado en el este país por las grandes marchas, las diversas formas de protestas por la justicia y fin de la impunidad de vastos sectores de capas medias y populares que en todo el país removieron la conciencia nacional. Fue un despertar de esta sociedad, una expresión conciencia ciudadana de deseo de cambio, que para hacerlo realidad debe expresarse masivamente en las urnas el 5 de julio. Ese sedimento, ese despertar serán parte esenciales del contexto en que habrá de discurrir el próximo gobierno, ahí descansa la gran oportunidad de cambio de quienes, con sus acciones, durante más de tres años, mantuvieron en jaque a este gobierno.

Es hora de dar el mate, con firmeza, bien protegidos, sin miedo, votando por una justicia independiente. Porque todo cambia, porque nada es para siempre.