Durante una semana todo se detuvo, ni una cita psicológica, tampoco psiquiátrica, ni un grupo, ninguna reunión, coordinación o encuentro. Durante esa semana no acompañamos a las mujeres, no las escuchamos, no caminamos con ellas. Las cuidadoras se fueron a cuidar de ellas mismas, a escucharse a ellas, a mirarse, confrontarse y sanarse.

Con la hermosa excusa de aprender la metodología para guiar grupos de mujeres que viven violencia de Fabiola Falconi ocurrió la magia, el asombro, la alegría.

Resulta que las cuidadoras no son más que las cuidadas pues viven sus mismas violencias, experimentan sus mismos miedos y llevan a rastro sus mismas cargas. Viven sus mismas soledades, anhelan sus mismos sueños y se confrontan a las mismas realidades. Bregan las mismas batallas que unas veces pierden y otras ganan.

Necesitan aceptarse a ellas mismas para poder aceptar verdaderamente a las mujeres a las que acompañan, reconocerse en sus historias, aprender a no juzgarse para no juzgarlas a ellas, a no victimizarse para no hacerlo con ellas, a abrirse a sus propias emociones para facilitar la expresión emocional de las mujeres. Además a  poner límites, tomar decisiones y fortalecer su autonomía para poder entonces acompañar a las demás a hacerlo en sus vidas.

Las cuidadoras vieron su pequeñez, se enfrentaron a sus miserias y dolores para, poco a poco, cual águila que cambia su plumaje para levantarse en un vuelo más alto y firme, se reconocieron en su fuerza, valor y gallardía. Confirmaron su vocación para este oficio y se regocijaron en la alegría de la oportunidad de continuar construyendo el bienestar en la vida de las mujeres, que al igual que ellas, merecen y tienen derecho a vivir en paz.

El próximo lunes en el Centro de Atención a Sobrevivientes de Violencia de la Fiscalía del Distrito Nacional se re inician las actividades con la conciencia de cargar sólo lo propio y continuar aprendiendo de todo lo que tienen para mostrarnos de nosotras mismas las valientes mujeres que sobreviven a la violencia.

Como país hemos recorrido un camino en la atención de la violencia contra las mujeres, más los esfuerzos siguen siendo insuficientes en cada una de las aristas que implica el abordaje de una problemática tan compleja y multicausal como esta.

Sigue siendo prioridad la inversión en la prevención que convoque a todos los sectores involucrados y la capacitación de los equipos de atención desde una visión amplia y profunda que rompa con la revictimización que multiplica del dolor de las mujeres.