Con miras a las elecciones de mayo próximo, la candidatura vicepresidencial en la boleta del PRM está en estos días siendo objeto de intensa atención. La JCE ha dado de plazo hasta el 13 de marzo para la inscripción de esa y de la presidencial. Muchos son los que piensan que, dadas las circunstancias, la escogencia podría determinar si Abinader triunfa en primera vuelta. A juzgar por los nombres que se bailotean en la prensa y en los mentideros políticos, sin embargo, no parece primar un criterio valido para la selección, lo que podría provocar un grave error táctico.
Hay una escuela de pensamiento que postula la conveniencia de que la candidatura sea la de una mujer. Esto le daría un equilibrio a la boleta porque el 51.13% del padrón electoral este compuesto por mujeres y se asume que una compañera de boleta atraería el voto femenino y se contrapondría al binomio electoral peledeista. Inclusive se llega a especificar que debe provenir del Cibao, no ser empresaria sino una profesional independiente y que su edad sea mayor a la del candidato presidencial. Además, prevalece la creencia de que quien se seleccione debe añadir votos, de lo contrario no ayudaría al triunfo electoral.
Ese abordaje podría ser valido y deseable, siempre que se identifique y seleccione la persona más idónea para el cargo. Pero en esta última condicionante estriba el primer riesgo de extravío estratégico. No basta con que el personaje escogido añada votos, lo cual puede ser logrado por una megadiva, una deportista, una presentadora de televisión, una comunicadora flamígera o hasta una rica empresaria. Es más importante que esa persona exhiba prendas de madurez, personalidad y experiencia que garanticen un mínimo de destreza en la conducción de los asuntos de estado. Aunque parecidos, manejar un estado no es lo mismo que manejar una agrupación cívica o una empresa.
Tal y como lo especifica el Articulo 125 de la Constitución, un vicepresidente debe exhibir las cualidades del presidente: poseer las capacidades y destrezas para desempeñar exitosamente la primera magistratura del estado. De ahí que la idoneidad debe ser el criterio primordial para seleccionar. Como se haría en el sector privado, la persona debe estar capacitada para desempeñar las funciones que se pondrían a su cargo. Sin embargo, no existen escuelas para presidentes ni cursos de acción predeterminados para adquirir esa capacitación. Pero tampoco la reciedumbre de carácter, la capacidad para juzgar la condición humana y el coraje que requiere un estadista no se gesta de esa manera.
Deberá admitirse que en el proceloso mundo político son otros los criterios que determinan el liderazgo. Con frecuencia surgen líderes que alcanzan el poder sin tener una buena idea de como manejar una burocracia o como encaminar la política pública. En consecuencia, lo mas a que puede aspirarse es a que haya un cumulo de cualidades personales y de experiencias en una vicepresidenta que, de tener que asumir la posición de presidente, responda adecuadamente al reto de la posición y pueda establecer un solido liderazgo del gobierno y la nación.
Por supuesto, las subjetividades se cuelan raudas y veloces cuando se trate de asignar estos atributos a alguien. No sorprenderá que, si me atrevo a señalar a algunos posibles elegibles, se pueda disentir con mayor o menor estridencia. (Lo hago porque lo mejor para el país en esta coyuntura es la alternancia en el poder.) Lo importante es que se busque un equilibrio entre la proyección nacional de la persona y su capacidad para desempeñar funciones de estadista. Anadir votos solamente no debe ser el único criterio de calificación, como tampoco debe ser el sexo. Preferible en el caso actual del PRM es que la figura tenga experiencia gerencial, concite confianza y sea vista como apta para generar una buena gobernanza. Ya que la ultima encuesta Gallup reportó que el 64% de los encuestados se clasifican como independientes, la militancia partidista no es un criterio que deba necesariamente predominar.
Si se tratara de una mujer extrapartido podrían escoger entre Miriam German, Emma Polanco, Nuria Piera y Xiomara Guante. Si fuera del mismo PRM sobresale Geanilda Vasquez. En cuanto a una opción masculina dentro del mismo partido, ahí están Antonio Almonte y el mismo Jose Ignacio Paliza. Pero en vista de la notable integración de importantes círculos de la sociedad civil al redil perremeista también deberá considerarse a Eulogio Santaella y a Franklin Baez Brugal, dos ex banqueros de acrisolada experiencia estatal.
Al final, todas estas opciones podrían descartarse en favor de un joven o una joven de menos de 40 anos que pudiera encandilar las simpatías de ese segmento poblacional que, movilizado por ellos mismos, ha tomado el liderazgo en las últimas protestas. (No debe olvidarse que los jóvenes de entre 18 y 30 años constituyen el 30% del padrón electoral.) Solo habría que decidir en qué medida el o la escogida añadiría votos y enjuiciar sus cualidades en función de los criterios precedentemente citados.