El Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) ha estado realizando las entrevistas televisadas de los aspirantes a jueces del Tribunal Superior Electoral, el Tribunal Constitucional y la Suprema Corte de Justicia; lo que ha servido para que la sociedad pueda conocer sus hojas de vida y, aunque de manera muy limitada, medir sus conocimientos y habilidades analíticas.
Viendo las entrevistas se pueden extraer múltiples conclusiones. En primer lugar, hay que señalar que el proceso de inscripción de candidaturas, sea por la desconfianza y el temor a que las decisiones obedezcan más a criterios políticos que objetivos o sea porque muchos piensan que el ejercicio de la carrera es mucho más lucrativo que el ocupar una posición judicial; no logró suscitar entusiasmo en buena parte de nuestra comunidad jurídica con méritos para ocupar estas posiciones.
En consecuencia, la lista de candidatos está compuesta por una mayoría de jueces de carrera, lo que es bueno, algunos académicos que valoran ver coronada su carrera, abogados que en muchos casos no reúnen el perfil para ocupar tales posiciones y algunos políticos de carrera y juristas solo de profesión.
La heterogeneidad de las candidaturas hace que la calidad de cada sesión de entrevistas sea variable, unas decepcionantes y otras con buenas e incluso brillantes participaciones. Aunque en sentido general debería esperarse una mayor calidad de la totalidad de los entrevistados a tan importantes posiciones, resulta agradable constatar que la carrera judicial ha rendido sus frutos, pues la mayoría de sus miembros evidencian un buen nivel, y algunos de ellos han sobresalido entre los mejores.
El formato de las entrevistas, que en la mayoría de los casos dedica más tiempo a la exposición de la hoja de vida del candidato que a la sesión de preguntas y respuestas, no es el mejor, pero ha servido para poder conocer algo de cómo razonan los aspirantes.
Al concluir estas entrevistas el próximo paso que debería dar el CNM sería depurar estos candidatos, haciendo listas cortas, separadas por Tribunal, de los que serían los candidatos admitidos y hacerlas de público conocimiento; de forma que toda la sociedad pueda expresar sus opiniones u objeciones. Deben tener muy presente los miembros del CNM que ya la sociedad ha podido hacer su evaluación de cada uno de los aspirantes, por lo que no debería haber gran diferencia entre ambos escrutinios.
Luego de esto deberían iniciar un nuevo ciclo de entrevistas, concentradas en hurgar las líneas de pensamiento de los admitidos para así asegurar una mejor composición de las Cortes.
Como dijo Jesús, muchos serán los llamados y pocos los elegidos. Esperemos que este ejercicio de democracia tenga como resultado que los mejores de los aspirantes sean los elegidos y que aquellos que no lo merecen, por falta de méritos o cuestionables desempeños queden fuera como debe ser, sin importar los intereses políticos en contrario.