Los acontecimientos que en estos días estremecen y enaltecen la nación dominicana no tienen precedentes y si la envergadura de aquel Sermón de Adviento del 21 de diciembre de 1511 en el que Fray Antón de Montesinos, siendo cura español denunció los abusos y crímenes de los españoles contra los indios de esta isla.
La Operación Falcón, aun en etapa de desarrollo en estos días, como la Antipulpo, Coral, Caracol, Medusa, 13 etc. han puesto tras las rejas a figuras del mundo político y social dominicano sobre las que existían sospechas pero también ha perseguido a otras que habían logrado pasar desapercibidas. Otros sindicados que son legisladores en funciones deberán comparecer ante un juez especial encargado de absolverlos o despojarlos de la inmunidad que ahora ostentan.
El revuelo que estas Operaciones han levantado en todo el país ha trasladado la angustia y el miedo de caer preso de la gente inocente a los presuntos culpables y esto, señores es tan extraordinario como una nevada que cayera copiosa sobre la capital dominicana. Todos los traumas y las angustias de los dominicanos que han pasado de una generación a la otra, siempre temiendo, siempre esperando una mala noticia, una inculpación contra inocentes, un abuso en su contra, una denuncia infundada; todo lo que perturbó el sueño de los justos enturbia ahora el presente y la noche de los poderosos, dueños de riquezas mal habidas.
Y la gente del pueblo, aunque todavía medio incrédula exclama, “ cuanta gente metida en eso. Dios mio” sin ocultar su sorpresa y celebrando cada acto de justicia a su favor como una deuda cuya antigüedad ya parecía incobrable. El ajuste de cuentas que está en ejecución llega a nosotros con un retraso de siglos y debemos celebrarlo no solamente porque este ajuste pudo acontecer de una muy diferente y trágica manera sino porque nunca hubo posibilidad de refundar esta republica sin un ajuste de cuentas. A la continuación y profundización de este, debemos dedicar nuestros mejores esfuerzos.
Todos los que queremos mejor patria, todos los que mucho o poco hemos contribuido a esa causa, desde cualesquiera de los tantos litorales que existieron tenemos ahora el deber y es un deber sagrado diría yo, de apoyar esta oportunidad, de comprometernos a fondo y de brindar apoyo, sustento y respaldo a este proceso. La historia no se materializa el día ni con los personajes, ni en medio de las circunstancias que habíamos imaginado. Nuestra oportunidad de hacer justicia es ahora. El momento de forjar un nuevo sistema de valores, es ahora.
El Presidente Abinader abordó un avión a Nueva York como un ciudadano corriente y todos sabemos que él, de su propia fortuna, puede pagar primera clase y viajar en avión privado. Pero el Presidente quiso dar un ejemplo y está muy bien que lo haya hecho y además le quedó réquete bien. Esto del avión, es también un recordatorio de que Luis Abinader no necesita publicistas pagados ni bocinas desacreditadas. El Presidente habla con su ejemplo del mismo modo que el Ministerio Publico habla con sus actos.
Hemos necesitado 510 años para que Doña Miriam fuera procuradora, Yeni Berenice y Wilson Camacho piezas claves del renacer y un Presidente que poniendo la patria por encima del interés político personal prohíja la realización histórica.
Ya me puedo morir mañana. Tranquilo y satisfecho de ver que la justicia por la que tantos años he luchado junto a muchos otros empieza a fructificar. No me quejo de lo mucho que falta por hacer. En este momento prefiero agradecer lo que se esta logrando.
Medusa Operación 13