“En política nada sucede por accidente. Si sucede, puede apostar que fue planeado de esa manera”.
(Franklin Delano Roosevelt).
El poder, en gran medida, es control, es la búsqueda de cómo mantenerlo; empero, siempre en una correlación de equilibrio entre la persuasión y la coerción. Mientras más altos son los niveles de persuasión, esto es, del dominio ideológico-cultural, más legitimidad alcanzan los actores en su dominación.
Hoy en día, como nos dice Manuel Castells en su libro Comunicación y poder “el poder se basa en el control de la comunicación y la información, ya sea el macropoder del estado y de los grupos de comunicación y la información y el micropoder de todo tipo de organizaciones”. Todo el interregno del dominio del PLD se basó en la hegemonía de los medios de comunicación como el espacio del poder “blando”. El rol de contrapoder como estela de ruptura, de rompimiento de control fue tenue, a pesar de existir periodistas y comunicadores pétreos caracterizados como la flor de loto. Los contestatarios eran pocos, empero, asumían la frase lapidaria de José Martí “Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres”.
Nos encontramos en la desdibujación de una coctelera que se agrieta. Lo que antes era alegría, ahora es infierno. Todo es un boomerang exponenciado. Ya el protagonismo del fake news perdió sus “encantos”. Ya las agendas fabricadas desde la más alta instancia del poder se colorean como nubes tenues que no producen lluvia. ¡La crisis de confianza, de credibilidad, en buena parte de los actores políticos en el poder es oprobioso, enteramente abyecto! Las pisadas de ellos por más contoneo que quisieran expresar, no encuentran eco ni en el mismo mosaico de su otrora glorificación.
Las fabulaciones de la sempiterna creación de otra tierra y de otro país se derrumban. El 2020 llegó y no encontró otro país, ni encontró que Punta Catalina entrara a funcionar en agosto del 2017 y en octubre del mismo año. No alcanzamos a ver que seríamos el ejemplo en la judicialización del caso de Odebrecht de todos los países involucrados. Como no vemos “Vivir Tranquilo, que nos dijeran que resolvería la seguridad pública”.
Protocolo por la Transparencia e Institucionalidad, creación de la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (DIGEIG) mediante el Decreto 486-12, Decreto 499-12 sobre austeridad para el año 2013, Código de Pauta Ética con 18 disposiciones. ¡Cuasi nada se cumpliría, no obstante, le servirían de plataforma para diferenciarse y “ganarse” a la sociedad y una parte de la sociedad civil!
En el salón augusto de la Asamblea Nacional encontraríamos fragmentos fulgurantes que decían:
- Hemos luchado por extender la transparencia y el imperio de la ley en el conjunto de las instituciones públicas.
- Una patria en la que reinen la honestidad y la transparencia… yo estoy del mismo lado que el pueblo dominicano. Del lado de la gente honrada.
- Un Estado eficiente que no tolera privilegios ni exclusiones… por eso, en un permanente diálogo con la sociedad dominicana, vamos a llevar a cabo un vigoroso programa de fomento de la transparencia, la institucionalidad y la lucha contra la corrupción.
- Extenderemos por ley el sistema de veedurías en todas las dependencias del Estado.
- Promoveremos los sorteos como mecanismo de adjudicación.
- Simplificación de los procesos.
- Incrementaremos la capacidad operativa de la Contraloría.
- Pueden estar seguros, en este periodo de gobierno, mi compromiso con el cumplimiento de la ley y con las buenas prácticas es más fuerte y más firme que nunca.
- Estoy dispuesto a empeñar todos los esfuerzos que sean necesarios para asegurar que cada peso de los fondos públicos se invierta de forma eficiente donde se tiene que invertir: en las necesidades del pueblo dominicano.
- Por nuestra parte, como gobierno, estamos decididos a mejorar la eficiencia en el gasto público y a seguir garantizando la racionalidad.
- El desarrollo que deseamos debe ser financiado. Y debemos lograr que se financie con justicia social, con equidad y con transparencia.
- “De una cosa pueden estar seguros. En el año 2020, cuando vuelvan la vista atrás para ver cómo era nuestro país en el año 2004, a muchos les será difícil reconocer la República Dominicana que teníamos entonces”.
Leer los discursos del 16 de agosto de 2012 en la toma de posesión, las rendiciones de cuentas de los años: 2013, 2014, 2015, 2016, la juramentación del segundo período el 16 de agosto del 2016 y rendición de cuentas del: 2017, 2018 y 2019, es aguzar la reflexividad más allá del sentido común y penetrar las honduras de las huellas de la percepción. Nos deja un profundo dolor. Es una aflicción, una pesadumbre al comprobar el divorcio entre el decir, el pensar y el hacer.
John Ruskin, citado en el libro de James Hunter, La paradoja del liderazgo, dijo “Al final lo que importa no es lo que digamos ni lo que pensemos, lo único que verdaderamente importa es lo que hacemos”. La llama de la verdad florece sobre la superficie. Lo importante aquí es añorar el habituamiento del tiempo como eje articulador del equilibrio. Es el sentido de la historia que los actores políticos en el poder no tienen conciencia. Ni siquiera saben que el lenguaje verbal es al pensamiento lo que el lenguaje no verbal es a los sentimientos. Alrededor entre el 60-65% del lenguaje de ser humano es corporal.
Los políticos en el poder ven la política como un mero espectáculo, el instrumento de fabular, de la mitomanía como ejercicio del poder. La pantomima es el epicentro que lo constituye. Su rol playing es sin actores, sin espacios de interactuación con otros sujetos. ¡Es la cristalización de actores que dirigen una democracia de papel, una democracia diabética, recentista, sin tomar en cuenta a los demás actores!
Es que los melodramas configurados se disparan por la falta de imaginación. Se crean así esperpentos que sus propios apologistas destellan en sus ojos, lo difícil que es acunar la tragicomedia. Punta Catalina sería para no depender de esos generadores que le hemos tenido que erogar U$11,000 mil millones de dólares. para ser independientes y poder negociar en base más firme desde el Estado. Hoy, como si nada se había dicho, quieren vender el 49% de las acciones a un precio de U$300 millones de dólares, de algo que nos costó U$2,346 millones de dólares según Hacienda y, más de U$3000 mil millones de dólares, a la luz de expertos en la materia.
Al llegar al cierre de ciclo de rendición de cuentas del 27 de febrero de 2020 en el salón solemne no puede haber aire de efusividad. El oxígeno no penetra por los poros de la sociedad en el discurso. Se termina porque cerrar 56 hospitales al mismo tiempo, simultáneamente, desde hace 7 años para generar la pantalla de la manipulación del hacer en detrimentos de cientos de vidas rotas, acusa el sonido de la hiel.
Como nos señala Manuel Castells en su obra Redes de Indignación y Esperanza “… de repente todo parecía posible, el mundo no estaba irremediablemente condenado al cinismo político y la imposición burocrática de formas de vida sin sentido”. Las políticas manipuladoras comenzaron a caer en el telón y el 16 de febrero fue su tumba y sepultura. ¡Comienzo de un nuevo amanecer en la fragua combinada de lluvia, sol, luna y estrellas!