El Ministerio de Educación de la República Dominicana está rumbo a estropear el próximo año escolar 2020-2021, y esta afirmación se confirma con las declaraciones del Ministro, Lic. Antonio Peña Mirabal, cuando expone que solo el 30% de los contenidos curriculares de este año escolar no se han logrado a consecuencia de la cuarentena iniciada el pasado mes de marzo debido a la crisis sanitaria generada por el COVID19 y que este por ciento será transferido para el año escolar siguiente.

Esta información contrasta con las propias declaraciones del Ministro, quien afirmó que los estudiantes y profesores vienen realizando su labor escolar a través de aulas virtuales.

Es de suponer que, si docentes y estudiantes han venido trabajando de manera virtual, utilizando todos los recursos de aprendizaje puestos a disposición por el MINERD, es de esperarse que el por ciento ofrecido por el Ministro no sea uniforme, pues los centros tienen asimetrías en sus entornos sociales, económicos y demográficos únicos y presentarán avances desiguales en la impartición del currículo.

Cabría preguntarse si será que el Ministro no confía en el personal docente, en sus directivos, y sobre todo, en la plataforma República Digital, que tanta promoción hace desde el Gobierno Central. Con tantos recursos puestos a disposición de los actores educativos, incluyendo a las familias, deberíamos estar confiados en que el año escolar terminaría felizmente, pero no parece ser así según confirma el Ministro de Educación.

También nos preguntamos si pasar los contenidos y competencias no trabajados para el próximo año escolar sería la solución ideal, ya que, por lo visto, esta pandemia también afectará el próximo año escolar, por lo que todo el esfuerzo del gobierno en materia educativa debiera centrarse en la virtualización total de los procesos de enseñanza y de aprendizaje como una forma de asegurar desde ya la continuidad de la educación de la ciudadanía dominicana.

Y tocando la virtualización, se desconoce la cifra actual de hogares por regiones o distritos con acceso al internet para el aprovechamiento de las herramientas a disposición, y si persiste el estado de emergencia, podríamos aseverar, como lo establece el Ministro, que un porcentaje importante también se tendrá que trasladar para el periodo 2021-2022, ya que queda el reto de cerrar brechas tecnológicas existente en la población estudiantil dominicana.

Hasta el momento, no se cuenta con referentes claros para saber qué pasará con el próximo año escolar, por lo que es muy precipitado pretender incrementar la carga curricular pasando contenidos no trabajados este año para ser incorporados en el siguiente curso. ¿Y si se inician las labores del próximo año estando en cuarentena?  ¿Pasaríamos los contenidos no logrados para el año siguiente? En fin, todo esto es claramente la deficiente planificación escolar, de un sistema que no se renueva, pero burocráticamente sigue cargando el presupuesto nacional sin exhibir mejoría en la calidad de su enseñanza y aprendizaje. Y volveremos al viejo señalamiento de años anteriores cuando se incumpla el curriculum y se obtenga bajos resultados académicos, ¿Es culpa del Maestro?

Seria mas provechoso señor Ministro que sus esfuerzos sean dirigidos a cerrar las brechas existentes, y poder llevar un mensaje alentador ante la pandemia a las familias dominicana en el que podamos idear un plan operativo complementario en el que se identifique los contenidos desarrollados y evaluar hasta que punto fue el logro de competencias contempladas del currículo aprobado en año 2015, y así de esa manera, tener una visión nacional de los avances en los que se adecuaría para recibir en mejores condiciones las medidas compensatorias que se deberán aplicar para el próximo año escolar, ya sea por regionales, distritos o centros educativos sin sobre cargar o saturar al maestro, y los/as estudiantes.

Esto es posible ministro, cuando no se ve al estudiante como un asiento contable, o al sistema educativo como un balance general, y es propicio que los técnicos pedagogos los dejen actuar, y sobre todo escucharlos para ir disminuyendo el nivel de incertidumbre que el actual contexto de estado de emergencia ha infundido en las familias y sus hijos e hijas, en el personal docente y directivo, así como en el personal administrativo y de apoyo que también realizan una labor de héroes en las actuales circunstancias.