Los escándalos por la complicidad entre el narcotráfico- DNCD -Policía Nacional tienen más de 10 años en la opinión pública y en el ámbito nacional.

Los procesos judiciales iniciados con expedientes como los de: Quirino, Figueroa Agosto, Arturo del Tiempo y otros más, no concluyeron. Todavía hoy la ciudadanía desconoce  los miembros de la red amplia de estos “capos” en el ámbito nacional y sus soportes de distribución.

En el 2007-2008 realizamos un estudio para Casa Abierta, “Jóvenes, Delincuencia y Drogas” publicado por la institución y difundido en la opinión pública. En este estudio se muestra que el narcotráfico genera el microtráfico, es absurdo combatir el microtráfico sin desmantelar las redes de narcotráfico. El microtráfico es el último eslabón y más vulnerable de esta gran red.

El estudio del 2007 explica las causas del microtráfico, identificando como uno de los factores de fortalecimiento de las redes de microtráfico en el país es que las redes están sostenidas y estructuradas en complicidad con miembros de la DNCD y la Policía Nacional.

Así, la instalación de puntos de drogas debe contar previamente, (según las informaciones ofrecidas por jóvenes entrevistados en el 2007-2008) con la  legitimación previa de la DNCD y la Policía. Una expresión común en el estudio lo muestra: “para legalizar un punto debemos primero llamar a la policía y la DNCD”. Las cuotas que pagan los jóvenes eran en ese momento de hasta 20,000.00 semanal a policías y miembros del DNCD.

Tanto las autoridades policiales como la DNCD en el momento (2008) rechazaron el estudio negando su correspondencia con la realidad. Sin embargo, meses posteriores se reafirma públicamente con los escándalos de vínculos entre la policía, DNCD y el narcotráfico con distintos casos entre ellos: Bani, Bonao, Puerto Plata, Figueroa Agosto entre otros…

El proceso de acumulación y expansión de esa realidad es lo que se siente hoy. La ausencia de procesos judiciales transparentes por parte del sistema de justicia contra el narcotráfico y contra la impunidad existente en estas redes de complicidad ha convertido la venta de drogas en una estructura de enriquecimiento para muchos sectores y al microtráfico en su último eslabón.

El “dinero fácil”  se mueve en todos los ámbitos siendo un atractivo para jóvenes y adolescentes vulnerables que no cuentan con otra fuente de ingresos por su situación de exclusión social.

La sociedad dominicana necesita que se rompa la cadena. La intervención en el narcotráfico desde procesos judiciales transparentes sin complicidades, es urgente. No podemos seguir acusando a los menores vinculados al microtráfico de ser los causantes de problemas que generan los “mayores” que tienen poder para corromper y seguir impunes.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY