Un aspecto que se le debe reconocer a los intérpretes del dembow es el manejo de una jerga barrial que con facilidad cala en el gusto popular convirtiendo en tendencia sus frases incluso en quienes no gustamos de ese género musical.
La modificación del habla pasa por etapas en que las clases populares van imponiendo jergas y hasta forma diferentes de comunicarse que terminan siendo aprendidas por todo el mundo y cuya jocosidad nos contagia de tal manera que quienes no las incluyan en su voculario pasan por desactualizados como ocurre con frases como “teteo, chupeteo, molineo” que se aprecian en el tema “dale teteo” del Fecho RD y You R. y que cuenta con 16 millones de reproducciones en youtube.
Así las cosas me causa pena que los dembowseros fijen sus letras en el tema de la ostentación y su tiradera solo haga alusión a frontear sobre quien tiene más dinero porque con el tema Mi patrón, mi papá del Alfa y Maceo se podía hacer una canción digna de un análisis sociológico ya que esas dos expresiones tienen una carga simbólica sumamente interesante en el habla del dominicano.
Fundamentalmente hay tres palabras que tienen la misma carga semántica: mi patrón, mi papá y ya usted sabe tamo aquí. Las tres frases con que se identifican quienes viven del día día, la realidad de una escena dura y agreste de la vida porque su vivir se realiza en la crudeza de su realidad ya que la vida no admite ensayos.
Esas tres fases son la santísima Trinidad de quienes, cuando llegas a un lugar, te imponen un compromiso económico para el cual, posiblemente, no estabas preparado. Llegar a un lugar y que alguien te reciba con alguna de esas tres frases siembra en tu cerebro un comando que conecta directamente a tu bolsillo la respuesta del original saludo.
Sin ánimo de ser hereje “mi patrón”, “mi papá” y “ya usted sabe tamo aquí” es como la sagrada familia de quien busca pedir sin decirle, quien te compromete sin decir más nada o quien te dibuja su situación económica sin la necesidad de la verborrea recurrente del dominicano.
La calle es el escenario donde la realidad presenta cada día su única función. Un melodrama que inicia al levantar el telón de la aurora donde, cuál sala de teatro, existen los asientos con privilegios y otros que no tanto.
Los que asumen papeles secundarios o de baja monta son los que no descansan aunque baje el telón. Son la realidad que delata las consecuencias de una lucha egoísta de quienes escriben el libreto.
Estos artistas saben, por su propia experiencia de vida, saben que quienes pronuncian esas frases son los sujetos impedidos de posibilidades y opciones de una buena educación, principal puerta para hacer morir las manifestaciones de la ignorancia y cambiar de papeles y asientos en la obra y que, posiblemente, muchos de ellos la pronunciaron antes de dar el salto a la fama.
El problema es que los autores de la canción se posicionan no desde quienes pronuncian las sacrosantas frases, sino desde ellos que ostentan el lucro y ahí está el error. Posiblemente a ellos se las dicen con frecuencia al llegar a algún lugar, pero hubiese sido más interesante si en vez de desperdiciar las letras hablando lo mismo de siempre se hubiesen acercado al alma optimista de quien, quizá, asegura por lo menos el pasaje hacia su casa con sólo decirte: mi patrón, mi papá o ya usted sabe tamo aquí.