Hoy pido permiso (y, por favor, perdónenme). No me interesa el mar y sus recrecidas olas. Me declaro indiferente a la brisa y la lluvia. No me llega el ansioso canto de los pájaros que presienten tormenta. Por hoy renuncio a toda pasión ciudadana y evado los titulares de las primeras planas, sin importarme nuestras cuitas patrias. Hoy me declaro al margen del viejo oficio de enarbolar estrujados sueños colectivos. No me importa la cada vez más lejana María, su alocada correría, ni el final destino de sus milibares….Porque quiero que comprendan que México me duele mucho, me duele hondo.