En medio de la pandemia provocada por el COVID-19, la conmemoración de 2020 del Día Mundial de los Docentes fue ocasión para destacar los progresos alcanzados y reflexionar sobre las maneras de hacer frente a los desafíos pendientes, a fin de promover la profesión docente bajo el lema “Docentes: liderar en situaciones de crisis, reinventar el futuro”.

Desde 1994, el 5 de octubre se conmemora el Día Mundial de los Docentes, fecha aniversario de la firma de la Recomendación de la Organización Internacional del Trabajo y la UNESCO, relativa a la Situación del Personal Docente,  aprobada en la Conferencia Intergubernamental Especial celebrada en París en 1966 y de la Recomendación sobre la Condición del Personal Docente de la Enseñanza Superior, adoptada en 1997 para completar la Recomendación de 1966.

Esta celebración se convoca en colaboración con UNICEF y se emite un Mensaje Conjunto de la Directora General de la UNESCO, el Director General de la Organización Internacional del Trabajo, la Directora Ejecutiva del UNICEF y el Secretario General de la Internacional de la Educación. Este año el mensaje fue para  reconocer que: "Durante esta crisis, los docentes han demostrado, una vez más, una gran capacidad de liderazgo e innovación para asegurar que #ElAprendizajeNuncaSeDetiene y velar por que ningún alumno se quede atrás. En todo el mundo, han trabajado de forma individual y colectiva para encontrar soluciones y crear nuevos entornos de aprendizaje para sus alumnos, a fin de garantizar la continuidad de la educación. También es fundamental el papel que han desempeñado prestando asesoramiento sobre los planes de reapertura de las escuelas y apoyando a los alumnos en el momento de regresar a la escuela".

La directora general de la UNESCO, Audrey Azouay, aprovechó la ocasión para expresar: “ahora es el momento de reconocer la función de los docentes que contribuyen a garantizar que una generación de alumnos pueda desarrollar todas sus capacidades, así como la importancia de la educación para la reactivación a corto plazo, el crecimiento económico y la cohesión social, durante  la  pandemia  de  COVID-19  y  posteriormente. Ahora es el momento de reinventar la educación y concretar nuestra visión de un acceso igualitario a un aprendizaje de calidad para todos los niños y jóvenes”.

Con relación al lema aniversario arriba indicado, la UNESCO aboga por que se brinde protección y apoyo a los maestros, directores de escuelas y demás personal educativo, y que se reconozcan sus esfuerzos en la respuesta a la actual crisis sanitaria y después de ella, pues “los docentes de todo el mundo han tenido que luchar para ayudar a sus alumnos a navegar por el mundo de la enseñanza a distancia, a menudo sin orientación, formación, apoyo y recursos suficientes para ello”. En el país, la “terminación” del año escolar 2019-2020 fue traumática para la mayoría de los docentes, debido a que nadie estaba preparado para afrontar las condiciones que demandaba  la enseñanza virtual y/o a distancia.

Antes de la crisis, según la UNESCO, el mundo enfrentaba una escasez de maestros cualificados y capacitados, y se estimaba que se necesitaban 69 millones de nuevos maestros para satisfacer la creciente demanda, a fin de lograr la enseñanza primaria y secundaria universal para 2030. Por consiguiente, las repercusiones de esta pandemia en la capacidad de los docentes para impartir una enseñanza de calidad y mejorar los resultados del aprendizaje serán considerables, a menos que se atiendan las necesidades de perfeccionamiento profesional de los maestros actuales y futuros, como parte de la respuesta a la COVID-19.

El Equipo Especial sobre Docentes de la UNESCO en un reciente llamamiento a la acción, exhorta a los gobiernos a: 1) proteger los empleos y los salarios; 2) otorgar prioridad a la salud, la seguridad y el bienestar de docentes y alumnos; 3) garantizar apoyo y formación profesional adecuados; 4) incluir a los docentes en las intervenciones de ayuda, entre otros.

Durante el período de respuesta a la crisis y   después de él, indica la UNESCO, será fundamental encontrar maneras de mantener y fomentar las relaciones entre los docentes, los alumnos, sus familias y sus comunidades, a fin de garantizar el éxito de la enseñanza a distancia como medida provisional, hasta que las escuelas estén listas para reabrir sus puertas. Además, será importante que todas las partes interesadas, incluidos los maestros y los directores de centros, se reúnan para reflexionar, investigar y realizar evaluaciones sistemáticas a fin de identificar intervenciones que hayan dado buenos resultados y sus causas, y las lagunas que persisten y   la forma de solucionarlas. “Ello es necesario para propiciar sistemas educativos más inclusivos, equitativos y resilientes que respondan a los desafíos futuros y proporcionen una educación de calidad para todos”.

La crisis de la  COVID-19 ha puesto de relieve que tanto la formación inicial como la  formación continua de los docentes necesitan una reforma. Las enseñanzas extraídas de los programas de formación en línea en contextos de crisis, indican que los docentes tienen que entender la tecnología utilizada y sentirse cómodos con ella para poder aprovechar plenamente los beneficios de la formación.

Nuevas investigaciones sobre los docentes en contextos de crisis han puesto de relieve la importancia de fomentar las competencias socioemocionales y   la resiliencia de los docentes. Los docentes que han desarrollado sus propias competencias psicosociales y   que tienen acceso a sesiones profesionales periódicas de análisis y aprendizaje con servicios internos de asesoramiento están mejor preparados para brindar apoyo psicosocial a sus alumnos y   ayudarles a afrontar la incertidumbre y   la ansiedad que acompañan esta crisis.

Sistematizar la recopilación de datos desglosados sobre los docentes mediante la creación o el mantenimiento de un sistema informático de gestión de los docentes, de modo que los encargados de la formulación de políticas, los planificadores y   los profesionales estén mejor preparados para adoptar decisiones basadas en datos en respuesta a futuras crisis.

Durante la crisis actual, antes de llevar a   cabo una determinada intervención, los países deben sopesar detenidamente sus posibles riesgos para la seguridad, la salud, el bienestar mental y emocional, la educación y los medios de vida de los docentes y los alumnos. Este principio se aplica a   las decisiones sobre cuándo y cómo reabrir las escuelas.

La pandemia de COVID-19 ha aumentado los desafíos ya numerosos a los que hacen frente los sistemas educativos de todo el mundo. No se exagera si afirmamos, expresa la UNESCO, que el mundo se encuentra en una encrucijada, y que ahora más que nunca, se debe trabajar con los docentes para proteger el derecho a la educación y guiarlo en el contexto evolutivo que ha provocado la pandemia. En consecuencia, los “docentes representan una de las fuerzas más sólidas e influyentes con miras a garantizar la equidad, el acceso y la calidad de la educación. Ellos son la clave del desarrollo mundial sostenible. No obstante, su formación, contratación, permanencia, estatus y condiciones de trabajo son temas que siguen siendo preocupantes”.