El debate sobre el cambio de la matriz de generación del sistema eléctrico dominicano no debería discurrir ajeno al asunto de los contratos a largo plazo entre generadores y distribuidoras, por un lado, y entre los primeros y los suplidores extranjeros de gas natural a gran escala, por otro lado.
Las fuentes de donde se extrae el 95.5% de la electricidad que se produce en el mundo, conocidas como fuentes primarias de energía, son, según datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA – Key World Energy Stastistics, 2013) : el carbón mineral (41.3%), derivados de petróleo (4.8%), gas natural (21.9%), agua(15.8%) y Uranio para la energía nuclear (11.7%).
La República Dominicana no cuenta con minas o yacimientos naturales de ninguno de esos combustibles y por consiguiente está obligada a comprarlos en el mercado internacional. Hasta la fecha, nuestra capacidad acuífera solo nos permite producir cerca del 15 % de la electricidad que consumimos.
Históricamente, los combustibles derivados del petróleo y otros como el carbón mineral han sido de muy fácil acceso y adquisición en el mercado internacional, sus yacimientos de gran escala se encuentran ubicados en numerosos países y el procesamiento, transporte y logística es de amplio dominio mundial.
Por esas razones, se dice que los mercados internacionales de carbón mineral y de los derivados del petróleo (fuel oil, gasoil, etc) son mercados maduros, desarrollados, y en ellos las transacciones de compraventa se pueden realizar utilizando innumerables modalidades de intercambios y contratos, así como en el mercado spot.
En el caso particular del gas natural, la situación es muy diferente; este mercado es mucho menos desarrollado que los arriba citados. Basta señalar que en Europa continental, hasta la segunda mitad de los años 70, la venta de gas natural para producir electricidad estaba prohibida por una directiva de la comunidad europea.
Ahora bien, en ese contexto de un mercado de gas natural inmaduro, oligopólico y con cierta volatilidad de precios, algunas generadores locales, interesados en convertir sus plantas para que en lugar de quemar fuel oil pasen a trabajar con gas natural – de menor costo-, le están solicitando al Gobierno que les apruebe contratos de largo plazo tipo "lo toma o lo paga" (take or pay) para cubrir sus nuevas inversiones de los riesgos de un mercado con esas características. Seguiremos.