Nueva York.-Con 10 millones de habitantes y seis millones de votantes inscritos, la demografía dominicana es clara, el 60 por ciento de la población tiene edad de votar.

En el extranjero es diferente.

Somos dos millones pero sólo hay 384,000 votantes, aunque el patrón demográfico apunta a que debemos ser 1.2 millón, el 60 por ciento.

Los políticos del patio aman nuestras remesas, pero desprecian nuestros votos. Imagínese, 1.2 millón de votos independientes aplastarían el clientelismo.

Para evitarlo controlan el listado.  En el 2004 había 52,440 inscritos, en el 2008 se triplicó a 154,789, en el 2012 saltó más del doble, a 328,649, pero hoy son 384,522 sólo aumentó 55, 000 votantes, implosionó nuestro crecimiento poblacional.

Con eso reducen nuestros votos, porque somos los dominicanos más independientes del mundo.

A nosotros no pueden chantajearnos con despedirnos, con retirarnos la tarjeta de solidaridad, el bono gas o el bono luz, esos instrumentos clientelares disfrazados como “programas sociales”.

Los constantes cambios de cédulas son un mecanismo de exclusión porque después de sacar la nueva cédula, la gente debe  re-inscribirse. Sólo se re-inscriben los militantes del partido oficial y quienes dependen de “programas sociales”, votos exclusivos del gobierno.

Hay personas que votaron aquí en las últimas dos elecciones, pero con el cambio de cédula, aparecen registrados en Santiago, donde vivían hace 20 años.

En Nueva York la Junta Central Electoral refleja la división del partido oficial, tiene dos oficinas, el Presidente Danilo Medina controla la del Consulado.

El ex presidente Leonel Fernández controla la oficina donde cuentan los votos, esa funciona en “South Beach” un restaurant de Félix Cabrera, estrecho colaborador del ex mandatario.

No decide quien vota, decía Stalin, decide quien cuenta.

Los 124 mil votantes inscritos en Nueva York, avanzan hacia un “matadero electoral” perfecto, claro y absolutamente transparente.