“Nuestra Era de la Ansiedad es, en gran parte, resultado de intentar hacer el trabajo de hoy con herramientas y conceptos de ayer”.
(Marshall McLuhan).
Zig Ziglar, un singular experto en motivación, decía con mucha propiedad “Tu actitud, no tu aptitud, es la que determina tu altitud”. Realmente esta frase sitúa en verdadera perspectiva el alcance de lo que los actores políticos en el poder han venido haciendo con los principales problemas del país, que desde hace tiempo no solo se han incubado en el cuerpo social dominicano si no que algunos se han profundizado. Lo peor en esos diagnósticos que reflejan las encuestas es la radiografía social y las expectativas. Las expectativas, positivas o negativas, alumbran la construcción imaginativa del ser humano, glorificando sus creencias y sus realizaciones.
Las encuestas más creíbles han auscultado en los últimos 8 años a la sociedad dominicana en todos los escenarios y en todas las dimensiones: social-política-económica-institucional. Para Mark Penn/Stagwell, el “crimen, la inseguridad, el desempleo y la corrupción constituyen los cuatro problemas más importantes para los dominicanos”:
Criminalidad/inseguridad: 24%.
Desempleo: 20%.
Corrupción: 13%.
Costo de la vida, inflación: 8%.
Para Gallup/Hoy los principales problemas son:
Los robos, asaltos y delincuencia en general: 69.6%.
Escasez de fuente de trabajo, desempleo: 31.3%.
La inflación, alto costo de la vida: 29.2%.
Corrupción administrativa: 19.3%.
Gallup/Hoy penetró en las honduras de nuestro tejido social para poner en relieve 35 problemas que los dominicanos importantizan, al tiempo que jerarquizan sus prioridades. Mark Penn/Stagwell lo haría con 15 problemas percibidos por los dominicanos. Es pertinente subrayar, para calibrar el alcance de la corrupción, que en Gallup/Hoy un 59% de los entrevistados señaló que hoy hay más corrupción que antes y un 29.5% estableció que igual corrupción que antes, para un 88.5% que valora la involución que hemos alcanzado.
Los datos precedentes quedan ampliamente validados con el Informe de Transparencia Internacional en su Índice de Percepción de la Corrupción 2019. En los 19 años que esa importante organización mundial nos ha evaluado, nunca habíamos quedado en una POSICION tan negativa: 137/180 países. Las puntuaciones en notas han oscilado entre 28 y 33 de 100, empero, la posición del país, aun con la misma cantidad de 180 países que han sido evaluados 7 veces, no habíamos llegado a ese ranking: 137. De igual manera la puntuación de 28/100. En otros años la habíamos alcanzado, sin embargo, cuando se toma en cuenta el promedio de la Región: 43, obtuvimos 15 puntos menos negativo. Lo que objetiviza que otros países de la Región han mejorado en este flagelo social-institucional. A menos fortaleza institucional más corrupción.
Más allá del síndrome de la desesperanza aprendida, del fuerte pesimismo inoculado en el epicentro de la cultura dominicana por el peso trepidante, gravitante de una elite política-social que no ha creído en la fortaleza del dominicano, nos arredra en una penumbra de una luna cuasi invisible. Es las percepciones sobre la economía y el país, las condiciones actuales de la economía: un 73.2% señaló que va por mal camino y otro 7.3% rubricó “Ni por buen camino, ni por mal camino”, para un 80.5%. Solo un 17.8% delimitó que por buen camino. La situación económica personal nos atolondra, nos aturde: 48% ubica que muy mala y en término de la situación económica de la familia: 43.8% dice estar peor que hace 8 años y 22.7% igual.
Para comprender y entender lo esbozado en los párrafos precedentes y poder explicar, más que describir, porque de estos hallazgos tan espeluznantes, pavorosos habría que correlacionar los datos que arroja la encuesta Gallup/Hoy con respecto “LO MEJOR DEL GOBIERNO DE DANILO MEDINA”. Solo en inversión en Educación con un 58.0% sale airoso el ciudadano presidente. Esto a pesar de que gasta entre 11 a 13 millones en publicidad diariamente para todo un plan de marketing a favor de las ejecutorias del ejecutivo máximo del Palacio presidencial. 22 áreas percibidas que dejan en sobresalto a todo el statu del partido gobernante. Aquí sobresale una frase del gran inversionista norteamericano de 90 años Warren Buffett, quien dijo una vez “Solo cuando baje la marea sabremos quien estaba nadando desnudo”.
Ha habido en los últimos 16 años toda una apología del progreso, una construcción en gran medida apalancada, en lo que denominamos “la mitomanía institucional en la política como espectáculo”. La deconstrucción de todo su andamiaje se advierte en las encuestas. Es ya la puesta en escena de la osadía de un pueblo, de una sociedad que ha de darse una oportunidad como espacio del tránsito de la alternabilidad para desbrozar, inexorablemente, una nueva visión en el Estado, no por los actores sino como forma inexorable de la coyuntura.
A golpes inauditos, merced a la hegemonía del partido gobernante, el Estado y el partido eran la misma deyección. Todos los poderes públicos estaban subordinados y la política estaba subsumida, subyugada a la visión corporativista, de negocios, donde los intereses personales, particulares, prevalecen por encima de la sociedad y del Estado dominicano.
Los escenarios de las encuestas más acreditadas nos abordan nuevas perspectivas, nuevos horizontes de cambios. Cambios que han de ir en un nuevo peldaño, que estarán presentes más allá del incumbente en el Palacio, incluso, más allá del partido que goza de la simpatía. Estamos en un espacio coyuntural que ha de ser puente firme de un futuro más promisorio social e institucional. No hay vuelta atrás so pena del castigo inevitable de la historia, sin actor; es de actores el camino, como fuente ineludible, imprescindible de un nuevo modelo de lo colectivo.
Mark Penn/Stagwell visibilizó como el 52% percibió que el “Abusador” contó con el apoyo de los aparatos coercitivos del Estado. ¡Es la incertidumbre y turbulencia que debemos desterrar, construyendo un progreso a través del cambio que deje el pretérito infausto de la política como negocio, instalado hoy en el propio Palacio Nacional!