Nueva York.-La senadora estatal Marisol Alcántara recién inventó el triunfo del fracaso, una paradoja política fuera de serie, fracasó buscando la reelección, pero triunfó estableciendo un sólido liderazgo. Robert Jackson, un afroamericano apoyado por blancos, le ganó con unos 25 mil votos, ella obtuvo unos 18 mil.
Cuando Marisol ganó el escaño en 2016, sacó unos ocho mil votos, en 24 meses movilizó unos 10 mil nuevos votantes.
Desde la elección de Guillermo Linares al Concejo Municipal neoyorquino en 1991, ningún dominicano despertó tanto entusiasmo movilizando tantos votantes nuevos como lo hizo Marisol.
Y perdió las elecciones, no necesariamente porque el congresista Adriano Espaillat no la apoyó, la derrota de Marisol estaba escrita desde que ella llegó al Senado.
Cuando Eric Schneiderman era senador del distrito 31, traía unos $50 millones al distrito, y distribuía unos $40 millones al sur de la calle 95 en Manhattan.
El distrito llega hasta Chelsea en en el sur de la isla y tiene muchos votantes blancos liberales. Los restantes $10 millones se distribuían de diversas formas, unos $2.0 millones llegaban a Washington Heights.
Cuando Schneiderman fue electo procurador general del estado, Espaillat asumió el escaño y dejó la misma distribución económica.
Cuando Marisol fue electa, el gobernador Andrew Cuomo, no apropió los $50 millones para el distrito. Ella obtuvo unos $7 millones y los distribuyó entre organizaciones del Alto Manhattan que nunca habían recibido fondos del Senado, esa gente votó por Marisol.
Quienes perdieron $100 millones en los dos años de Marisol en el escaño votaron contra ella, fue el gobernador Cuomo, eliminando los fondos, quien decidió su derrota.
Fracasó en su intento reeleccionista, pero triunfó estableciendo un liderazgo sólido, independiente, propio; en éstos tiempos de mujeres, Marisol es la dominicana que tiene más futuro politico.
Su historia política recién empieza.