La palabra obrero procede del latín operarius y significa  peón, jornalero, propio del trabajo. Es un trabajador manual asalariado, un operario. Y el diccionario WordReference.com, lo define: persona que tiene por oficio hacer un trabajo manual o que requiere esfuerzo físico, es empleada por otra persona y recibe remuneración por ello.

La función actual del maestro, no ha sido siempre así. Los  docentes, aunque desde antaño han cumplido el mismo rol sustantivo de enseñar a las nuevas generaciones, no lo han hecho bajo las  mismas exigencias sociales; tampoco con  las mismas  responsabilidades.

También se sabe que la función de  pedagogo no constituyó de por sí un oficio noble. Así lo demuestra el siguiente proverbio: “A aquel mortal que quieren castigar los dioses, lo destinan a cuidar niños”. En Grecia, se aplicaba al esclavo que acompañaba a los niños a la escuela, o cuidaba de ellos; para los romanos el pedagogo era el maestro.

La normativa educativa vigente establece como requisito fundamental,  para ejercer la docencia en los niveles preuniversitarios públicos, una licenciatura en educación. En consecuencia, por los títulos que ostentan los maestros y profesores son profesionales, pero remunerados como obreros de la tiza y el pizarrón (TP), por el bajo salario que les paga el MINERD.

Esta situación permanecerá, mientras no se concrete un aumento que cambie radicalmente esta condición y se dignifique como profesión; cambio que se veía a la vuelta de la esquina con el aumento del 4% en el presupuesto de la cartera, como se comprometió y cumplió el presidente Danilo Medina.

En estos momentos el MINERD y la ADP están en conflictos, porque la cifra que se presenta para el aumento no significa lo mismo para las partes, lo cual ha generado confusión en la sociedad que observa expectante este desacuerdo entre las autoridades y el gremio, todos del partido que gobierna. Lo peor de este enfrentamiento es el efecto inmediato en la docencia, con un paro de “alerta” en todo el país, por 24 horas y dispuestos a otros.

Las comparaciones son odiosas y en este caso más; pero un comentario reciente de una respetable profesora universitaria, sirve para ir al fondo y presentar a esta sociedad la situación salarial de muchos docentes. Dijo: “La empleada doméstica de mi casa, tiene un salario mayor que el de un docente, con una tanda en una escuela básica”.

Está de más decir, que el 4% debe ser utilizado racionalmente para mejorar la educación; y el gremio a producirla, garantizarla. Pero ese 4% sí debe ser para aumentar el salario a los docentes, en una proporción que les permita vivir dignamente, y querer hacer carrera en ese sector.

Asimismo, hay que apuntar que la formación obtenida al cursar los estudios para sus títulos, vacíos de contenidos o no,  son la evidencia directa del curriculum desarrollado por las instituciones formadoras, y el descuido del MINERD que no dispone de un programa de inducción para los que ingresan y de capacitación permanente, para los que están en servicio.

Es evidente que el curriculum que aplicaron estas  instituciones no consideró: ¿cuál era el conocimiento pertinente?, ¿cómo combinar tecnología, ciencia y valores?; ¿cómo articular  teoría y práctica?, otros.

Para contrarrestar las deficiencias que traen los docentes en su formación, el MINERD debería apelar a la aplicación de evaluaciones, para ingresar a impartir docencia en los grados o asignaturas del curriculum, como ocurre en muchos países.

La educación deficitaria de hoy, no es sólo responsabilidad de los docentes incapaces, sino de todos aquellos que a través del tiempo convirtieron las escuelas en comités de sus partidos políticos.