La disolución de la Gran Colombia se refiere a la desintegración de las estructuras políticas y del gobierno central de dicho país sudamericano, y que culminó en la creación de tres estados independientes: la República de Venezuela, la República de Ecuador y la República de la Nueva Granada, hoy Colombia. El ideal de Simón Bolívar de unos Estados Unidos al Sur del Río Bravo duró desde 1819 hasta el proceso de disolución durante el periodo 1828-1831.

Tal vez por este pasado conjunto, los tres países resultantes, mantienen unas relaciones de “amor-odio” de lo que sabemos los dominicanos en la convivencia con nuestros vecinos haitianos. No obstante, existe una afinidad para que los vaivenes del vecino se sientan en carne propia.

Es el caso cuando Plinio Apuleyo Mendoza, compañero de Gabriel García Márquez en sus tiempos “fanáticos” de la revolución cubana, recientemente escribe  el artículo “Guaidó: una esperanza”, disponible en el siguiente enlace: https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/plinio-apuleyo-mendoza/guaido-una-esperanza-columna-de-plinio-apuleyo-mendoza-321536

Plinio es conocido por “El olor de la guayaba” y la famosa polémica con Gabo sobre el apoyo al gobierno castrista. Esta vez, Plinio no tendrá de polemista a Gabo, ya que murió, pero podríamos comprender el calado de las declaraciones emitidas por él.

Comienza su artículo con esta frase: “Era de esperarse; el 23 de enero volvió a ser una fecha milagrosa. Como un ave fénix, la oposición resurgió de sus cenizas. Ríos de gente llenaron las calles de Caracas y de las principales ciudades del país. Al frente de estas marchas apareció un joven y valeroso líder: Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela. Como tal, y obedeciendo la Constitución, fue proclamado presidente interino con el fin de convocar nuevas y limpias elecciones, poniendo así una lápida sobre la atroz dictadura de Maduro. De inmediato, Estado Unidos y trece países latinoamericanos, encabezados por Colombia, le dieron su aval. Por su parte, el Parlamento Europeo también lo reconoció.”

La referencia al 23 de Enero de 1958 fue el Golpe de Estado que obligó al dictador Marcos Pérez Jiménez a huir a la República Dominicana. Entonces, tenemos arte y parte en esta historia.

Actualizando la coyuntura, Plinio dice: “Acorralado internacionalmente, Maduro no ha podido recurrir a sus medidas represivas de siempre. Ahora, el fiscal chavista, Tarek William Saab, ordenó congelar las cuentas de Guaidó y le prohibió salir del país. ¿Qué se urde en los salones de Miraflores? Maduro considera que solo tiene dos caminos: uno político y otro militar.”

Plinio especula sobre la fidelidad de las Fuerzas Armadas. También comparto ese sentimiento sobre el dilema de apoyar a uno u otro presidente. Completa con otra variable problemática para la convivencia colombo-venezolana: “Otro componente aliado del gobierno chavista es el ELN, por cierto nada despreciable. De manera equivocada, en Colombia se piensa que es solo una guerrilla clandestina que se ampara en territorio fronterizo venezolano. No es así; el ELN cuenta allí con 1.500 guerrilleros y ha instalado públicamente sus campamentos en nueve estados del país vecino, incluso en la remota frontera con las Guayanas. Tiene el apoyo del Gobierno, en detrimento de la población rural y minera.”

Plinio, sabedor de la complejidad de la coyuntura venezolana, cierra su artículo, con un piropo: “La valentía de Guaidó y el nutrido apoyo internacional abrieron una puerta de esperanza para poder reconstruir a Venezuela después de 20 años de la funesta ‘revolución bolivariana’.”

Juan Guaidó se retira de la manifestación de los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, el sábado 2 de Febrero de 2019. ¿Cuándo comenzará el “asalto” de la ayuda humanitaria de Guaidó que dejará a Maduro sin capacidad de respuesta?