Se dan en Hispanoamérica, como en su geografía y etnografía toda clase de mestizajes. Y este constante y fecundo entrecruzamiento, este incesante proceso químico y cultural de vasos comunicantes, produce un singular y definidor mestizaje de géneros y estilos en nuestra literatura, que Luis Palés Matos asume sabiamente.
A una "raza cósmica" corresponde un "arte cósmico". Quizás sea éste el signo que mejor defina esta poética. Este mestizaje se da en toda América, pero es en las Antillas, puente fragmentado del Continente, donde mejor se han integrado todas las razas, modos y modas de nuestro policromo mosaico étnico y cultural americano.
Uno de los caracteres más sobresalientes, y por ello definidores, de la literatura caribeña si aceptamos que esta área tiñe sus aguas literarias de algunos matices característicos, como tiñe sus mares, es este mestizaje cultural que convierte a las Antillas, especialmente a las tres mayores, en el crisol de América. No en balde están estas islas unidas bajo el mar y son los picos de una misma cordillera americana. Este mestizaje de géneros y estilos que responde a nuestro mestizaje cultural, lo observan varios estudiosos de la literatura antillana, codificable en materia y lenguaje en nuestro autor. Es más, estos rasgos pueden rastrearse en los primeros escritos de Luis Palés Matos.
Hay en ella una condición casi clásica del arte, entendido como un conjunto de normas extraídas de la experiencia y la tradición. Esta concepción de la poesía, de raigambre paradójicamente clásica, pero al tiempo popular
se aplica a un ámbito de recepción cada vez mayor que quizás empezó en Cuba y termina comprendiendo toda nuestra América. La poesía de Luis Palés Matos es española y es negra, y es, como toda la cultura del Caribe, mucho más, porque el Caribe es el punto de confluencia de las otras culturas nórdicas europeas y de la americana de los Estados Unidos. El Caribe es uno de los puntos más cosmopolitas y universales del planeta, y por eso es universal y cosmopolita la poesía de Luis Palés Matos. Y por eso, entronca en la poesía clásica española, la de Lope de Vega y Góngora, no porque fueran españoles, sino porque ellos, en la España universal del siglo XVI, en la que también había negros, incorporaron a su poesía los ritmos y el espíritu africanos de manera sorprendentemente igual en su estética a la de los poetas modernos antillanos.