Son irrecusables. No hay ley que les sea aplicable. No hay Congreso que legisle en su contra. No hay fuerza capaz de someterlos al orden. No hay pueblo organizado que enfrente sus desafueros. Nadie tiene autoridad sobre ellos. Son, pues, todopoderosos. Podrían parar el país por tiempo indefinido y tumbar cualquier gobierno. Quien no crea lo que afirmo debe saber que el jueves Juan Hubieres y Antonio Marte paralizaron todo el Sur y media Capital y nadie, incluyendo a Danilo Medina (frente a ellos un chivito jarto e´ jobo que preside esta especie de  república) dijo esta boca es mía.