El 25 de marzo en curso fue sentenciado a siete años de cárcel el ex sacerdote polaco, Wojciech (Alberto) Gil, por abusar sexualmente de al menos dos menores de edad en Polonia y seis en República Dominicana. La sentencia además prohíbe al ex párroco acercarse a las víctimas y trabajar con jóvenes por un período de 15 años. Gil deberá también abonar una indemnización de 155.000 zloty (equivalente a unos dos millones de pesos dominicanos) a los abusados. Sin confesar explícitamente sus acciones ante el tribunal, al negociar/aceptar la sentencia queda evidenciada su culpabilidad ante los ojos del mundo.
Con la condena definitiva del ex párroco de Juncalito se cierra el proceso iniciado a finales de mayo 2013, unos 22 meses de persecución judicial en la que colaboraron estrechamente las autoridades polacas y dominicanas en la exitosa documentación del expediente para así lograr la sentencia. Estando el cura de vacaciones, como lo hacía anualmente en su natal Polonia, el 31 de mayo la Congregación San Miguel Arcángel informa que el presbítero Wojciech Gil quedaba suspendido de sus funciones sacerdotales. Al mismo tiempo sus superiores solicitaron su inmediato regreso al país para ser investigado por las acusaciones de abuso sexual de menores, exhortando a las autoridades judiciales llevar las pesquisas hasta las últimas consecuencias. Guardó prisión preventiva desde febrero 2014 cuando le impusieron los primeros tres meses de reclusión en Polonia, a pesar de que inicialmente él insistía que era inocente, se mostraba desafiante e incluso profirió todo tipo de insultos a sus antiguos parroquianos. Como es natural, muchas personas- y sobre todo las víctimas y sus familiares y amigos más cercanos- hubiesen preferido sanciones más severas; pero no deja de ser un triunfo para la Justicia lograr en menos de dos años una condena definitiva que deja fuera de toda duda la veracidad de las acusaciones que los menores de edad y sus padres valientemente presentaron. Y sobre todo hacerlo en Polonia, donde la Iglesia católica tradicionalmente ostenta mucho poder. Ojalá que en la prisión el hombre que tanto daño ha causado a un número indeterminado de jóvenes y sus familias reciba la atención profesional que le permita reconocer sus graves errores y modificar su aberrante conducta para reinsertarse en la sociedad al cumplir su encerramiento. Aun sin conocer el sistema carcelario de Polonia, sin duda es más factible que se regenere allí que en nuestro país, aun durase 30 años en La Victoria.
El caso de Jozéf Wesolowski, ex Nuncio del Vaticano en República Dominicana, estalla apenas tres meses después del caso del cura de Juncalito, cuando se informa oficialmente el 26 de agosto de su destitución de su cargo diplomático. Había partido subrepticiamente el 4 de agosto hacia Roma sin despedirse oficialmente según el protocolo diplomático. Inmediatamente hubo fuerte sospechas de que no era un cambio rutinario como se quiso implicar al inicio. El 28 de agosto Gustavo Olivo hacía públicamente la pregunta pertinente: “¿cuál es la verdadera causa de la destitución del Nuncio Wesolowski?”, y en sus comentarios apuntaba por el camino correcto.
Nuria Piera llevaba casi un año pisándole los talones a Wesolowski en sus andanzas por el Malecón hasta el Monumento a Montesinos en procura de sus víctimas adolescentes. Sin precipitarse con el reportaje a sabiendas de las consecuencias de acusar a un jorocón de la Iglesia sin tener las pruebas tangibles a mano, finalmente se lanza en el fin de semana subsiguiente a la noticia de su destitución como Nuncio y su extraña salida del país.
Con esa valiente denuncia se desata un torbellino, incluso causando tensiones en la jerarquía de la Iglesia católica dominicana, pues un bando pretendía seguir tapando el escándalo como en los viejos tiempos. Los más sensatos habían captado bien el mensaje del Papa Francisco y condenaron sin reservas el comportamiento detestable del otrora Nuncio, como lo hizo Monseñor Núñez Collado cuando admitió que la destitución de Wesolowski fue porque el Vaticano supo que “el Nuncio andaba en malos pasos”.
http://www.diariolibre.com/noticias/2013/09/04/i400839_agripino-nuncio-andaba-malos-pasos.html
Sin embargo, y a pesar de los cambios en el Vaticano, la justicia canónica es tan parsimoniosa como la ordinaria, y evidentemente también “respeta” jerarquías. No es hasta el 27 de junio 2014 que se anuncia la dimisión del estado clerical de Wesolowski, concediéndole el derecho a un plazo de dos meses para la apelación.
http://acento.com.do/2014/actualidad/8151920-vaticano-expulsa-a-wesolowski/
El 25 de agosto se conoce que el Vaticano levantó la inmunidad diplomática al ex Nuncio, explicando que “el ex Nuncio Wesolowski ha terminado toda actividad diplomática y su inmunidad relacionada, (por lo que) puede también ser sujeto de procedimientos judiciales de las cortes que puedan tener jurisdicción específica sobre él”.
En fecha 26 de agosto se informa que Wesolowski había apelado la sentencia en primer grado, antes de expirar el plazo estipulado de dos meses para recurrir.
El 23 de septiembre 2014 se informa oficialmente que Wesolowski había sido “arrestado y puesto en «arresto domiciliario»” por la Gendarmería Vaticana:
En un comunicado, la Santa Sede dijo que Wesolowski presentó documentación médica en la que detalla problemas de salud que le impiden cumplir con una detención más restrictiva.
Dentro de sus cuarteles de policía, el Vaticano tiene unas cuantas habitaciones pequeñas que sirven como celdas de detención temporal. El lugar no tiene celdas para mantener presos a largo plazo.
Sin embargo, esa restricción duró poco-menos de dos meses y medio-, pues el 3 de diciembre, ya el Vaticano le había concedido libertad de movimiento por razones de salud.
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=22017
Sin ser noticia oficial, se rumora que el ex Nuncio sufre de depresión, y quizás por eso no avanza el proceso penal contra el acusado y se mantiene libre:
La agencia de Prensa Polaca informó que de acuerdo con información extraoficial el ex nuncio Josef Wesolowski sufre de depresión.
Wesolowski después de 60 días de arresto domiciliario ahora está libre. Él no ha sido mantenido bajo custodia debido a su estado de salud.
Según un medio polaco, en la actualidad no hay información sobre la fecha del juicio a Wesolowski, acusado de pederastia en República Dominicana.
Según el medio, al parecer hay un retraso en los procedimientos canónicos y legales en el Vaticano.
En teoría, no puede salir de la zona de la Ciudad del Vaticano, pero hay información que ha dejado el Vaticano.
De acuerdo con los anuncios anteriores, el juicio de Wesolowski comenzará después de la decisión final tomada por la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la eliminación de él del clero.
La justicia del Vaticano no presenta ninguna información acerca de los procedimientos judiciales y la etapa en la que el caso está. http://www.noticiassin.com/2015/01/josef-wesolowski-esta-en-estado-depresivo-segun-medio-polaco/
Sin encontrar referencia explícita sobre este tema después de la noticia del 7 de enero 2015, no sabemos si la apelación a la sentencia de su dimisión del estado clerical ha sido rechazada y el proceso penal avanza, o si todo sigue detenido.
El 31 de enero 2015 el Vaticano implica a Wesolowski en posesión de material pornográfico infantil en la Santa Sede, aunque la noticia no revela la fecha exacta de la transgresión, aparentemente el hecho se registró en 2014, después de su acusación por pederastia.
http://es.reuters.com/article/topNews/idESKBN0L40K520150131
En resumen, no sabemos a ciencia cierta del progreso del proceso penal que podría condenar a Wesolowski a seis o siete años de reclusión carcelaria, aunque en el Vaticano no existen actualmente celdas para reclusión a largo término. En definitiva, la Justicia en el Vaticano dista mucho de la Divina, tropezando como ciega con los mismos escollos burocráticos y privilegios jerárquicos que abundan en muchos de los sistemas judiciales terrenales. Sin hablar de otros estados-como el nuestro- donde ojalá los múltiples escollos fuesen solo de índole burocrática.