Los economistas (de aquí y de fuera) han descubierto que los salaries reales han bajado muchísimo en la República Dominicana, pero no han descubierto por qué. Y la carencia de una explicación razonable dificulta encontrar soluciones.
En la década pasada, caracterizada por buen crecimiento económico, en todos los países de América Latina los salarios reales subieron; y también en Asia; y mucho más en Europa del Este. Es cierto que subieron menos que los excedentes del capital, como descubre Piketty, pero subieron. En todas partes subieron, excepto en la República Dominicana.
Y nadie sabe el por qué.
La falta de entendimiento es más grande debido a que es el único caso conocido de una economía en rápido crecimiento en que los trabajadores viven peor que antes. Y eso es profundamente injusto. Y todavía más porque las estadísticas dicen que la productividad media del trabajo ha subido aceleradamente en el país, más que en cualquier otro de la región.
Mucha gente atribuye la caída del salario al egoísmo intrínseco de los capitalistas, que se niegan a compartir con los trabajadores los frutos del aumento de la productividad. Y es verdad que tal egoísmo existe, pero no es esa la razón. Porque, ¿no serían egoístas también los capitalistas de los demás países de América Latina y de todos los continentes?
Pero hay un dato estadístico que descarta que esa sea la principal explicación y es que de acuerdo a las encuestas del Banco Central, una de las categorías de empleo más afectadas por la caída de ingresos reales desde el 2000 es la de “patrono o socio activo” que se presume incluye a los dueños y principales ejecutivos de las empresas. Entonces hay que buscar más explicaciones.
Una interpretación muy socorrida atribuye el fenómeno a la débil organización sindical; y es verdad que es débil, pero tampoco es esa la causa. Si fuera así, ¿cómo explicar que de todos los trabajadores, los que más han empeorado son aquellos que trabajan por cuenta propia? Su ingreso real ha bajado más que el de los asalariados, y ellos no tienen patronos a quienes echarles la culpa.
Ante tal situación aparece con mucha fuerza otra explicación, sostenida por el colega Ramón Pérez Minaya, y es que la caída se explica fundamentalmente por la saturación de oferta laboral de bajo costo en el mercado procedente de la inmigración haitiana. Y es verdad que esto puede servir como explicación, tanto de la erosión del ingreso de los trabajadores asalariados como de los que se ganan la vida de manera independiente. Puede ser una parte de la explicación, muy consistente, pero no toda. Porque también ocurre que en América Latina hay varios otros países que registran una fuerte inmigración de trabajadores pobres de países vecinos, y aún así sus salarios no bajan. Posiblemente el caso más parecido al nuestro es Costa Rica con los nicaragüenses, pero existe también en Panamá, Colombia, México, etc.
Así que una tarea pendiente de los economistas es seguir buscando una explicación razonable a este fenómeno. Aunque no la tengo, a riesgo de pecar de necio, voy a insistir en las razones que desde hace tiempo planteo: la sobrevaluación cambiaria y las cifras de productividad.
La sobrevaluación cambiaria puede ocasionar efectos en la economía que deprimen tanto los salarios como las ganancias de los capitalistas. Esto aplica a los sectores transables, aunque es de admitir que si la economía sigue creciendo ha de ser porque otros sectores compensan la depresión de los transables y deberían atraer hacia ellos los trabajadores y pagar altos salarios.
Con una productividad tan creciente y unos salarios tan declinantes, habría que ser muy brutos para no aprovechar esa ganga. Por tanto, debería haber una gran demanda de trabajadores, y eso tarde o temprano presionaría hacia arriba los salarios. Un desafío al pensamiento: ¿y si no es verdad que la productividad del trabajo ha tenido tal incremento en República Dominicana? El suscrito viene buscando desde hace mucho tiempo una explicación al fenómeno de que la productividad del trabajo sube en nuestro país más que en cualquier otro de América Latina.
La busco en la mejor educación, y no la encuentro; en el mayor esfuerzo de capitalización, y no lo veo; en el mayor desarrollo tecnológico, y tampoco; en la mayor capacidad de innovación de los dominicanos, y es falso; en el mejor funcionamiento de las instituciones, y no lo es; en la excelente calidad del servicio eléctrico o de la infraestructura, y tampoco lo veo.
Entre los factores que determinan los incrementos de la productividad media solo nos faltaría saber si el fenómeno migratorio neto la favorece, lo cual solo sería explicable si descubrimos que los dominicanos que emigran al exterior son sustituidos por obreros altamente productivos, alemanes o japoneses, que entran ilegalmente por la frontera.