Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) constituyen un pilar importante en los procesos de transformación que vive la sociedad en el Siglo XXI. Su versatilidad y el potencial creativo que suscitan las convierten en recursos obligados en los procesos de construcción de conocimiento, de modernización de la gestión y en la celeridad de la información. De igual modo, es importante destacar su rol en la diversificación y transformación de la comunicación; la que ha generado nuevos códigos, nuevos lenguajes y un carácter más espontáneo y libre, en tiempo real aunque a veces menos comprometida. Es evidente que las tecnologías de la información y comunicación constituyen un desafío para los países, instituciones y personas que desean mantener actualizados sus conocimientos e informaciones sobre lo que acontece y afecta al mundo. Hoy día los avances de las ciencias van muy unidos a las aportaciones de las tecnologías de la información y comunicación. En este contexto, nos ocupa la situación del profesorado, tanto del ámbito preuniversitario como de las Instituciones de Educación Superior.

En diversos medios y espacios se escucha con frecuencia una queja constante con respecto a la actitud de los profesores ante las tecnologías de la información y la comunicación. Entre otras afirmaciones, se plantea que los profesores, especialmente los del ámbito preuniversitario carecen de interés por las tecnologías de la información. A los profesores se les atribuye miedo ante las TIC, rechazo a los recursos tecnológicos; y oposición al avance y al cambio en el ejercicio de la profesión docente. Estas afirmaciones tan radicales y periódicas constituyen una preocupación. En la base de esta preocupación está el hecho de que la generalización del problema no es legítima. Tenemos evidencias de investigaciones que confirman este comportamiento y de otras que han descubierto una postura contraria a lo que se afirma. Estas últimas, analizan el problema con una visión de integralidad y en contexto. Plantean tres aspectos importantes: los profesores están interesados en las TIC, tienen dificultad para apropiarse con rapidez de las lógicas de las TIC; y externan la necesidad de orientación y acompañamiento tecnológico. En pocos espacios y eventos se escuchan estos resultados de investigaciones. Ha llegado el momento de que se hable de otra manera cuando se aborde el tema del profesorado y las tecnologías de la información y la comunicación.

Este tema es pertinente en un país que está exhibiendo a República Digital como uno de los programas estrella del gobierno. Este es un programa amplio y comprometido con cambios significativos en múltiples funciones y tareas. Pero creo que estamos a tiempo de que en República Digital se dé un salto cualitativo para pasar de la entrega de equipos tecnológicos en los centros educativos al desarrollo de un programa más integral que incorpore la formación y el acompañamiento tecnológico sistemático del profesorado, especialmente al del ámbito preuniversitario y de la zona rural. Los profesores de las Instituciones de Educación Superior, también, han de fortalecer su formación en tecnología de la información y de la comunicación, así como su aplicación. Estos cuentan con más recursos y pueden autoformarse con más facilidad. Es importante reconocer que no basta con distribuir equipos tecnológicos. La formación sistemática en el área tecnológica es fundamental para que el profesorado pueda responder con actualización y efectividad en el ejercicio docente. Asimismo, los profesores no pueden descansar solo en lo que les ofrezca el gobierno. Han de planificar e introducir en su presupuesto personal la formación tecnológica al más alto nivel. La autoformación es un acto de responsabilidad y un compromiso con la superación personal, institucional y social.

Los profesores de zona urbana y de zona rural solicitan con insistencia la formación y el acompañamiento en la tecnología de la información y de la comunicación. Tenemos que difundir esta actitud favorable a la formación y aplicación de las TIC y hacer que se reconozca. Es necesario que prime la verdad y que disminuya el desprestigio del profesorado, al generalizar las prácticas menos positivas. Insisto en que se ha de acompañar al profesorado para conocer más a fondo sus potencialidades, sus fragilidades y sus necesidades. Los profesores que desean cualificar su desempeño, que los hay, tienen interés en apropiarse significativamente de las aportaciones de las ciencias y de las tecnologías. Los que llegan a los centros educativos para sostener el clientelismo político y cumplir con el rito del día 25 de cada mes, seguro que están interesados en otra cosa. No podemos absolutizar las TIC; pero sí tenemos que reconocer su utilidad y sus aportaciones a los procesos de innovación y cambio en educación y en otras ciencias. En este campo son muchos los desafíos de los profesores, del Ministerio de Educación de República Dominicana; del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología; y de la Asociación Dominicana de Profesores. Esperamos que estos desafíos se afronten desde una coordinación integral en perspectiva de transformación profesional, social y educativa.