La vida es una escuela permanente, nos permite aprender cada día algo nuevo. Y vaya dicha. Intercambiando epístolas con una colega en el exterior he tenido la oportunidad, y la ventaja, de conocer algo nuevo: los problemas retorcidos. Comentábamos sobre la declaratoria de emergencia ambiental por la deforestación, y ahí me lo dijo, eso es un problema retorcido. Un problema retorcido, me explicaba, es una situación, o problema, que envuelve en sí misma otras situaciones o problemas, que se complejizan debido a las condiciones conflictivas en las cuales interactúan las partes interesadas, y dentro de lo cual está incluidos los factores emocionales, sociales, económicos y políticos.

Para aprender más sobre el tema, me puse a investigar. Encuentro que nuestra sociedad, en su conjunto, es una maraña inmensa de problemas retorcidos. La literatura consultada cita el cambio climático como un problema retorcido. Pero ese sería el más simple de todos, en nuestro caso. Ya he mencionado el problema de la deforestación como uno de los nuestros. Se me ocurre que la propuesta del Ministerio de Energía y Minas de que la explotación minera sería vía al desarrollo de nuestro país podría convertirse en la acción de halar los hilos retorcidos de los problemas de pobreza y degradación ambiental para hacerlos más retorcidos todavía.

Al abordar los problemas retorcidos, se inicia con la importante labor de la planificación. En nuestro país no existe la planificación, digamos, en políticas públicas, que atiendan las necesidades básicas de toda la población en general. Existen planes que rigen la política pública, pero los objetivos no incluyen los antes mencionados. Esta situación es la que provoca que se creen y se compliquen cada vez más en nuestros entornos sociales, los problemas retorcidos. Y hay una cosa, es que la gente considera que así es que son las cosas, y entonces, con su punta del hilo en la mano, enreda y enreda más la cabuya, para hacer todo más complicado, en lugar de hacer lo contrario.

La semana pasada tuvimos dos casos emblemáticos de problema retorcido, la discriminación racial en el ambiente escolar y el clientelismo político en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En el primer caso, por suerte, se agarró el hilo atajando y deteniendo momentáneamente el problema, lo cual no significa que se haga un abordaje para afrontarlo. Con el segundo nos encontramos a la espera de que se revierta la medida de profundización del clientelismo político partidario en la alta casa de estudios.

Por decir, se puede igualmente citar el caso de la agricultura. Cuando se habla de producción en el campo, es como si comiéramos aire y lo que debemos producir es para que se venda fuera del país, puesto que seguramente solo en Europa y Estados Unidos la gente come, y no cualquier cosa, sino sólo bananos, cacao, aguacate, y últimamente piña. La agricultura familiar campesina y la agricultura orgánica no forman parte de la planificación de la producción ni de pensar en que en nuestro país también comemos, y por demás con pésimos niveles nutricionales, pero sin abordar ese otro problema retorcido.

Lo que sí existe es una estructura bien organizada para los planes asistencialistas de los gobiernos. Si no estoy inscrita en el Municipio no puedo ser parte de Dominicana Limpia, si no estoy inscrita en PROSOLI no puedo acceder a la producción de la agricultura familiar. En pocas palabras tengo que BUSCÁRMELA. Aquí se aborda lo que denominamos el Estado de Derecho, pero es otro tema que más adelante abordaremos. La falta de acceso de los ciudadanos por derecho simple lo constituye uno de los más complicados problemas retorcidos de nuestra sociedad. Esa falta de acceso refleja la poca democracia que existe en nuestro sistema social. En República Dominicana no existe la planificación, al menos para que haya una real democracia. Pero en los países desarrollados existe la planificación para los problemas retorcidos, debido principalmente a que dichos problemas son una consecuencia natural de la confluencia social de diversos intereses y situaciones. Lo que no es natural es lo que se hace en RD: soltar los problemas en banda, como se dice ahora, esto es, no atender dichas situaciones, ponerlos a un lado, sin tomar en cuenta que la complejidad puede crecer incluso hasta con la misma desatención.

Les decía que existe la planificación en los países desarrollados. Se lleva a cabo a través de las técnicas del diseño. La propuesta es muy interesante, pues plantea que el conocimiento de la realidad, sumado al análisis de sus dinámicas, produce que haya cambios en la forma de ver y hacer las cosas. Ese conocimiento será la herramienta a utilizar para el abordaje de los problemas retorcidos. Pondremos sobre la mesa las situaciones convergentes del problema para plantear abordajes de POSIBLES tratamientos.

Las características de los problemas retorcidos en que no hacen posibles soluciones definitivas, pero sí mejoran las situaciones. También puede ser que se originen otros conflictos. Siempre será lo distintivo el avance hacia una mejoría en los conflictos, aunque sin un tiempo definido para una posible mejora de la situación. Es un problema que en nuestro país no abordamos nuestros problemas, sino que los echamos a un lado. Mi propuesta es que empecemos el abordaje del diseño y la planificación para desenmarañar nuestras madejas, las de cada uno, en su entorno comunitario, laboral o social. Trabajemos por ello.

Making your way por Jack Daly