Lo que estoy a punto de reventar es una piñata romántica para el próximo Día de Las Madres como un regalo que abarque además de las abuelas o bisabuelas, de refilón a los abuelos y bisabuelos que accesen a estos medios modernos o tengan nietos o bisnietos alertas y cariñosos que les lean o copien este artículo.
Mientras los boleros y las canciones han seguido propagándose, y las hijas, las nietas y bisnietas nuestras en voces de algunos nuevos o en las auténticas de los (y las) más viejos se repiten: Bastando un clic en ‘Youtube’ para tener a veces en vivo con escenas de películas a los mejores cantantes del mundo y especialmente a los mejicanos y cubanos y algunos nuestros, incluyendo al más grande, a Eduardo Brit,. así como declamaciones de algunos de estas viejas “poesías” como se decía enantes, hay tantas personas hoy, especialmente maestros y maestras en jubilación que quieren tener las letras de aquellos poemas, que he pensado además de ofrecer una lista de los que tenemos copias para que cada fin de semana o cada día hasta la celebración oficial del último domingo que será el 28 de este mes vayamos complaciendo a las y a los lectores que nos lo pidan (luisero2004@yahoo.com) o a través de este periódico digital, cuáles de estos poemas quisieran tener las letras. La lista no es limitativa, vamos a ofrecer los que según un sondeo con viejos y viejas amigas y amigos de diversas zonas del país, recuerdan como los que más se recitaban en los actos culturales del Partido Dominicano, en las serenatas y en las actividades, tanto de las escuelas como en los encuentros familiares. Todos estos poemas algunos extensos eran repetidos de memoria y muchos jóvenes de hoy por haberlos oído en la infancia tienen vagos recuerdos.
Alborotando el ambiente hostil que la política y sus líos mantienen en vilo, vamos a ofrecer la lista inmediata de los que tenemos a mano en Word para copiarles, incluyendo el que regalamos hoy dedicado a las futuras madres, como golosina, con la promesa futura de publicar especialmente por algunos versos que ya son “muletillas como ese: “Joven aún entre las verdes ramas” que comienza el poema “La tórtola” del colombiano Epifanio Mejía, que se resumía en un “joven aun” que se repite sin saber de dónde viene. O aquel “Quiero morir cuando decline el día” del “Para entonces” del mejicano Manuel Gutiérrez Nájera. Tentados ya, sin más preámbulos he aquí la lista de títulos y autores, además de los citados, que tenemos de inmediato como una especie de “Tomo I de Poemas Populares”. Que no es limitativa. Pueden pedirnos a Neruda, a Lorca, Miguel Hernández, Antonio Machado y con ellos destapo otra piñata que abarcaría a Rubén Darío, a Juana de Ibarborou, a Fabio Fiallo, José Martí, José Santos Chocano y un largo e infinito etcétera. Por ahora, van estas “madres” de las poesías:
“Maternidad” de José Pedroni, que será mi primer regalo. “Para mí todas son madres” de Boris Elkin, argentinos, que podría ser el segundo: “Si tienes una madre todavía” del alemán Heinrich Neuman que sería el tercero. “Guapos” de Luis Escagria. “El beso” y “Padre nuestro que estás en los cielos” de Antonio Comas el “Indio Duarte”. “Claveles Rojos” del colombiano Ismael Enrique Arciniegas; “Penas y alegrías del amor” y “Toíto te lo consiento” del español Rafael de León. “El violin de Yanko” de Blanco Rafael Belmonte: “El seminarista de los ojos negros” de Miguel Ramos Cestero; “Las abandonadas” de Julio Sesto. “Salmo de Amor” de Eduardo Marquina. “Si usted la viera” de Eusebio Blasco; “¡Quién supiera escribir!” de Ramón de Campoamor; “Tus cinco toritos negros” de Manuel Benítez Carrasco. “La muerte de Marciano” de José Antonio Cavestany.
El duelo del mayoral” de Miguel Mourotty; “Nocturno a Rosario” y “Ante un cadáver” de Manuel Acuña. “Las novias pasadas” y “La serenata de Shubert” de Manuel Gutiérrez Nájera. “El brindis del bohemio” de Guillermo Aguirre Fierro. “Reír llorado” de Juan de Dios Peza. “Madrigal romántico” de Luis Urbina. “Reto” de Julio Flores. “Me echaron del puesto” de Claudio Martínez Paiva. “Tu secreto” de Evaristo Carriego. “Despedida” de Paul Geraldy. “El pequeño nocturno” de Osvaldo Bazil. “Ella lo quiso” de Ligio Vizardi. Selecciones de Héctor J. Díaz que incluyen desde “Siempre” a “Mi deceso”. De José Ángel Buesa desde “Canción del amor lejano” a “Poema del Olvido” y de la también cubana Carilda Oliver Labra: “Muchacho”, “Me desordeno amor, me desordeno” “Esto” y “Te ´pido ahora que olvides todo” y finalmente por el momento “La loca de Bequeló” del uruguayo Ramón de Santiago que no se podía quedar.
Como dije, la lista no es limitativa. Pidan, vamos a ver si queda un rescoldo romántico todavía y así revivimos el amor por la poesía, como ocurrió con nosotros en nuestra, ay, lejana y ahora bella y maravillosa juventud, a pesar de los pesares:. “Juventud, divino tesoro / Cuado quiero llorar no lloro / y aveces lloro sin querer” que dijera Rubén Darío.
En el regalo de hoy pido perdón por no ponerlo en versos seguidos, pero ocuparía demasiado espacio y es necesario aprender a leer poesía de esta forma. Respetaré las estrofas para que los jóvenes regocijados frente al milagro del embarazo que traerá al mundo otro ser humano lo puedan leer acariciando la barriguita o la barrigota de la amada:
MATERNIDAD
JOSÉ PEDRONI (1899-1968)
«Mujer: en un silencio que me sabrá a ternura, / durante nueve lunas crecerá tu cintura; / y en el mes de la siega tendrás color de espiga, / vestirás simplemente y andarás con fatiga.
–El hueco de tu almohada tendrá olor a nido, / y a vino derramado nuestro mantel tendido-./ Si mi mano te toca, / tu voz, con la vergüenza, se romperá en tu boca / lo mismo que una copa.
El cielo de tus ojos será cielo nublado. / Tu cuerpo todo entero, como un vaso rajado
/ que pierde un agua limpia. Tu mirada un rocío./ Tu sonrisa la sombra de un pájaro en el río.
Y un día, un dulce día, quizás un día de fiesta / para el hombre de pala y la mujer de cesta;/ el día que las madres y las recién casadas / vienen por los caminos a las misas cantadas; / el día que la moza luce su cara fresca, / y el cargador no carga, el pescador no pesca… / –tal vez el sol deslumbre; quizá la luna grata / tenga catorce noches y espolvoree plata / sobre la paz del monte; tal vez en el villaje / llueva calladamente–; quizá yo esté de viaje…. Un día, un dulce día, con manso sufrimiento, /te romperás cargada como una rama al viento.
Y será el regocijo / de besarte las manos, y de hallar en el hijo / tu misma frente simple, tu boca, tu mirada, / y un poco de mis ojos, un poco casi nada…»
Hasta la próxima semana o cuando ustedes, lectores, que son la fin y al cabo el motivo de la existencia de este periódico, quieran. Por mi parte, si piden uno diario en un lugar o cada fin de semana, a sus órdenes. Se llamaría simplemente “El POEMA DE HOY.” sin mi nombre, solo el del autor solicitado con un breve dato biográfico al pie.