Los resultados de esta última encuesta Gallup-Hoy, evidencian una importante reducción de la ventaja que Hipólito Mejía tenía sobre Danilo Medina. El primero mantiene la misma cantidad de intención de votos, 47.9% de hace más tres meses, mientras que el segundo la incrementa en un 9.1%, alcanzando el 42.6%, algo que debe llevar satisfacción a todos sus parciales, pero el hecho de no haberse producido la caída estrepitosa de Mejía, como predecían y echaban a rodar como rumor, sería una decepción para ellos.
Que Mejía haya mantenido ese porcentaje de intención de votos, demuestra una consistencia de su candidatura, que muchos esperaban se desplomase, podría indicar que ese 47.9% no es su techo, sino suelo y por lo tanto podría crecer. En cuanto a Medina, este significativo incremento de la intención de votos hacia él podría indicar que del suelo en que se encontraba, habría llegado a su techo.
No deja de ser importante que el candidato oficialista haya incrementado 9 puntos, algo que se esperaba luego de la inclusión de la señora Cedeño en su boleta, quien maneja y prodiga profusamente cuantiosos recursos del erario público en acciones clientelares para su particular promoción. Lo que no esperaban los promotores de la candidatura oficialista era que Mejía mantuviese la misma cantidad de intención de votos que la referida encuestadora le daba hace más de tres meses.
La clave de toda campaña electoral, es lograr que un candidato puntero disminuya el porcentaje de intención de votos que le atribuyen las encuestas creíbles, pues eso tiene un efecto sicológico que erosiona la moral de sus seguidores y le resta eventuales nuevas adhesiones. El oficialismo buscaba que su candidato incrementase sus números y lo lograron, pero su principal objetivo era lograr disminuir a Mejía. Ahora incrementaran la inversión de recursos, entre otros, los 40 mil millones del Presidente y los millones del Despacho para comprar votos y conciencia.
A pesar de que Mejía ha resistido el embate oficial, manteniendo sus grandes números con relativamente pocos recursos para su campaña, debe preocuparle la disminución de su anterior ventaja sobre Medina y que además se registra una importante la inflexión en el porcentaje de reformistas que en la anterior encuesta dijeron votarían por él, además en las mujeres, aunque ligera en la edad de 18-24 años. Hacia esos sectores dirigirá el oficialismo su sostenida política clientelar y envilecedora.
Medina, tiene ventaja en el sector femenino, con posibilidades de ampliarla, dado a que ese sector es un blanco de las políticas clientelares habría tomado votos de los indecisos y del reformismo. Mejía sigue con ventaja en algunas variables de suma importancia: en la región metropolitana de la Capital y del Cibao, en los sectores medios y pobres, en la juventud en las simpatías partidarias y en la dureza del voto, por lo que tiene posibilidades de mantenerse cerca del 50%.
Es notable la consistencia del crecimiento de la simpatía hacia el PRD, a diferencia de las últimas elecciones, ese partido parte con una ventaja sobre el PLD y no solamente eso, sino que mantiene una intención de votos de sus simpatizantes más alta que la alcanzada por su principal adversario, Medina, en la presente encuesta, logró prácticamente alcanzar el nivel de simpatía de su partido, del cual estaba rezagado, ese hecho, más el haber crecido casi en igual proporción a los votantes del reformismo que ahora se inclinarían por el PLD, permite pensar que su margen de crecimiento deberá ser en sectores proclives a ser influidos por el clientelismo: Ld queda pues, un margen de crecimiento que parece reducido.
Los números de esta encuesta, que algunos esperaban para validar otras y que ahora rechazan, permiten vislumbrar una segunda vuelta. Falta tiempo para tener una idea precisa de cómo se presentará ese eventual escenario, los meses de enero-marzo marcarían la tendencia que en definitiva indicará el futuro ganador.
Para esa fecha tendremos mediciones que podrán dar conocimientos sobre impacto que tendrá el uso masivo del Estado en la campaña para que el candidato oficial gane las elecciones. Para entonces, el candidato del PRD tendrá los recursos que le han faltado en su campaña, también se podrá calibrar mejor lo que está en juego en la presente coyuntura. Esperemos, nada está definitivamente decidido.