A mis abuelos Fermina Valdez Liriano (Mimí) y Telésforo Gómez (Foro), le debo la magia de enfocar muchas veces, mi pensar, escribir y actuar del trío cubano “Los Matamoros”. En mi familia, congregada en fiesta en los bellos jardines de la casa paterna de Mimí en la Otra Banda, se escuchaban siempre. También se tarareaban en la Farmacia Foro, centro de salud y expedición de medicamentos, para miles de campesinos que bajaban en trulla de la loma donde “Foro”, confiados en curarse sus enfermedades y prevenirse los malos designios de la suerte o el “mal de ojo”. Ubicada en la calle Eladio Victoria No. 53 casi esquina Avenida Valerio, la Farmacia Foro, donde Los Matamoros eran ley, batuta y constitución, llenó toda una época de la salud y la política de Santiago.
Tanto Trujillo, Bosch y Balaguer tenían muy claro la importancia de Foro y su Farmacia así como la eficacia de sus curas en las relaciones políticas con ricos y humildes pacientes. Me consta directamente, de Juan Bosch porque me lo preguntó a mí en una conversación que nunca olvidaré, en un vuelo de Copa Airlines de la ruta Managua-Panamá. Balaguer preguntó por Foro a mis tías. Trujillo y su representante local, el tenaz y despiadado general José Estrella, también en su momento, pidieron apoyo a Foro.
¡Cuando ya no me quieras! es un filosófico bolero de despecho que se asocia al desamor, la separación y rotura futurista de relaciones. Sobre todo, unos versos donde de forma desinteresada, el poeta-trovador Matamoros ante el desafecto, se muestra imperturbable, entregado y tierno. La música y letras de Los Matamoros pasaron de generación a generación a mis tíos Forito y Tudys, bohemios por esencia y doctores en Medicina y Farmacología. De ellos, de sus serenatas, amores y pasiones, transitó a nosotros, los hijos de Margot y Rey. La radio traía su música envuelta en anuncios de ron Bermúdez, Emulsión Scott, Compuesto Vegetal de la Señora Muller y famosos purgantes Chevalier.
Los Matamoros coparon una época en la historia del bolero y el son caribeño de principios del siglo XX. Miguel Matamoros, Siro Rodríguez y Rafael Cueto, liderados por la pluma musical y los prodigiosos versos de Miguel, fueron los más notables músicos y compositores caribeños de su época, nacidos en Santiago de Cuba. Sus creaciones hicieron una gran contribución al desarrollo del son caribeño y cubano; un ritmo alegre originalmente procedente de las zonas rurales del oriente de Cuba y reclamado también por Santiago de los Caballeros como originario. Un género que ha influido la mayoría de composiciones musicales de Latinoamérica.
Las letras de los Matamoros y en especial nuestra canción de hoy, son una escuela de romance, gerencia y política que se puede interpretar al mejor gusto y sentido del lector. “Cuando ya no me quieras, no me finjas cariño. No me tengas piedad, compasión, ni temor. Si me diste tú olvido, no te culpo, ni riño, ni te doy el disgusto de mirar mi dolor”.
Que entrega, sumisión y humildad. Subraya, “cuando me dejes, cuando me botes: “partiré canturreando mi poema más triste, cantaré a todo el mundo lo que tú me quisiste. “Y cuando nadie escuche mis canciones ya viejas detendré mi camino en un pueblo lejano y allí moriré”. El poeta Matamoros, ratifica y asume estoicamente: Sé que ya no me quieres, me lo han dicho tus ojos, partiré por las rutas que no tienen final. “Vagaré siempre y siempre. Partiré sin enojo y mis labios sin besos cantarán un Madrigal”. Cantará un “Madrigal” porque entonará muy en alto el desamor.
El madrigal es una composición de tres a seis voces sobre un texto secular, a menudo en italiano. Tuvo su máximo auge en el Renacimiento y la Reforma española. Generalmente esta denominación se asocia al “Madrigal” de principios del siglo XIV en Italia, compuestos en su mayoría para voces a capela. Para Miguel Matamoros, a capela, muchas veces hay que cantar, los buenos y sorprendentes hechos que nos depara la vida, que nunca deja de maravillarnos por sus mágicos e imprevisibles sucesos.