Las resoluciones 1970 y 1973 mediante las cuales la ONU autorizó la intervención militar en Libia contra el régimen de Khadaffi me intrigaron tanto como me molestaron. ¿Por qué? me preguntaba una y otra vez hacer en Libia lo que no han hecho en otros lugares donde, al momento de las resoluciones citadas, ya habían muerto más civiles que en Libia. Algo andaba mal, por supuesto, pero al asunto no consistía en lo obvio de condenar y denunciar la intervención sino en lo que parecía eludirme: explicarla.
Al fin lo he logrado.
Los EEUU, el Reino Unido, Francia, la OTAN y demás organismos internacionales hace tiempo que no tienen buenas noticias por la simple razón de que hace tiempo que no hacen nada bien, ni apropiado, ni correcto ni justo. Todo les ha venido saliendo mal en todas partes. NI Iraq, Afganistán, Yemen, Somalia o Mauritania están bien. Tampoco están a pedir de boca otros conflictos. En Palestina progresa ensangrentada la causa de la estadidad y la independencia, en Egipto el derrocamiento de Mubarak resulta adverso a Israel y adversa también es la evolución de las relaciones de este con Turquía que acaba de anunciar su intención de someter el bloqueo israelí de Gaza a la jurisdicción de la Corte Penal Internacional. La credibilidad de Occidente anda un poco por el suelo no en relación a sus capacidades militares, sino a la sabiduría y prudencia en el uso de esta. Cuando hay tantas noticias malas, sin excluir la persistente recesión e inestabilidad económica global la conveniencia de una buena noticia se convierte en necesidad perentoria y ahí, justamente es donde pensaron en Libia, el caso perfecto para anotarse un gol.
¿Qué calcularon los analistas militares y estrategas?
Libia es un enorme país poco poblado, fragmentado en decenas de tribus, repleto de petróleo y directamente al sur de Europa, sin necesidad de sobrevolar ni afectar territorio de otros países. Seis millones de habitantes se considera manejable, los conflictos intertribales facilitan la dominación, necesitamos ese petróleo que está demasiado cerca y podemos intervenir sin afectar a los otros que ya están bien alborotados. En cuanto a Khadaffi…. Mejor todavía. El tipo se ha peleado con todo el mundo, ha quedado mal con todo el mundo, ha traicionado a todo el mundo y no tiene credibilidad ni entre los musulmanes ni entre nosotros los occidentales. Atacar a Khadaffi no nos pone en riesgo de pelar con nadie más y de paso podemos conseguir la amistad ventajosa de todos aquellos que dentro de Libia están contra él. Ni siquiera tendremos que intervenir con tropas, ellos mismos harán el trabajo con nuestro apoyo aéreo, armas, entrenamiento, logística y, sobre todo, información de inteligencia que esos mismos aviones levantan y actualizan día tras día. Es decir, derrocar a Khadaffi, es un clavo pasado, no puede salir mal y de paso, además de levantar nuestra propia moral alicaída le recordamos a los demás para que servimos y a que estamos dispuestos.
Me ayudó a entender el caso libio el recuerdo de Ronald Reagan que lanzó la invasión de Grenada en 1983. Con sólo 100 mil habitantes y fuerte presencia cubana la invasión fue un éxito total. No podía ser de otra manera. ¿Por qué invadir Grenada? Porque era fácil, rápido, desproporcional y sin riesgo,era un mango bajito muy necesario para empezar a salir del trauma desmoralizador de VietNam. En 1989, el presidente Bush padre (G.H el padre, G.W. el hijo) lanza la invasión de Panamá e instrumentan el arresto de Manuel Noriega. ¿Por qué? por las mismas razones, era un mango bajito, " a pieceofcake". Y si algún lector se toma el trabajo y busca en wikileaks el resultado de ambas acciones podrá leer: Victoria decisiva de los EEUU.
En el Gurabo de mi niñez cibaeña, ante una situación como ésta decían: uju, maimente.
Así pues y volviendo a Libia no hay que seguir buscando. La OTAN no se iba a meter en el berenjenal de Egipto con 90 millones de personas, ni en Túnez con 26, ni en Yemen con 18 y todo el mundo armado; ni iban a sobrevolar tanto territorio hostil, no querían irse tan lejos…aasí pues, recordando a Juan Antonio Alix:
Dice don Martin Garata,
Persona de alto rango,
Que le gusta mucho el mango
Porqueesunafruta grata.
Perotreparse en la mata
Y verse en los cogollitos,
Y en aprietosinfinitos…
Como esoes tan peligroso,
El encuentramássabroso
Coger los mangos bajitos.