Nueva York.-Uno de los principales errores conceptuales de la política estadounidense fue priorizar la “reunificación familiar” en la migración. Antes de la reforma migratoria que firmara el presidente Lyndon B. Johnson en Liberty Island, en Octubre de 1965, la migración era por cuotas nacionales. Y siempre favorecían a las naciones del norte y el oeste de Europa, garantizando una nación “blanca”.
Cuando priorizaron la “reunificación familiar” los legisladores blancos pensaron que las familias a “reunificar”, serían las blancas con miembros en el país, tremendo, inmenso error en cálculos.
En 1965 los europeos disfrutaban la bonanza económica del Plan Marshall, reconstruyendo Europa después de su segunda guerra del siglo pasado.
Dejaron la mesa servida, no vinieron, pero llegamos nosotros.
Aquellos legisladores ignoraban que existía la “familia extendida” latina, y el “clan” asiático.
En 53 años los latinos y asiáticos pasamos de 70 millones, cambiamos la demografía estadounidense, y no hay marcha atrás. Porque tenemos la tasa de fertilidad más alta del país, copulamos más que blancos y negros juntos.
A fuerza de copular, estamos construyendo una sólida mayoría, que siempre gobierna en democracia.
Aquí se ven las mexicanas embarazadas empujando un coche con un recién nacido, y uno niño a cada lado, paren un voto anualmente, nadie puede detener esto.
En Chinatown ocurre igual.
El inmenso Eduardo Galeano, en “Las Venas Abiertas de América Latina”, explica que ésta gran nación se construyó con recursos saqueados de nuestros países.
Controlarla sería un acto de justicia, una recuperación legítima.
Aunque el presidente Donald Trump y su “canasta de deplorables” quieran, como dice la canción, “no lo van a impedir”, fornicando diariamente, tomaremos la nación.
Ahora quieren eliminar la “reunificación familiar” en la próxima reforma migratoria, romperán las “cadenas migratorias”, pero seguiremos fornicando, crearemos nuevos ciudadanos, votantes, y recuperaremos lo nuestro, EE.UU.