El mes de marzo ha llegado con su letanía de sabores agridulces. ¿Qué hay detrás del rayo que cayó sobre una de las torres del Vaticano, el mismo día que anunció su renuncia el papa Benedicto XVI? o ¿quiénes son los turpenes a la sombra de los títulos fraudulentos de Bahía de las Águilas?.
O, tal vez ¿quiénes fueron los héroes y villanos que aplaudieron al presidente Danilo Medina cuando propuso revisar el contrato de la Barrick Gold? ¿Eran los mismos que aplaudieron cuando el antihéroe de LF les ordenó aprobarlo al vapor y sin lectura en la misma sala del augusto Congreso Nacional?
¿Por qué marzo se perfila en la historia de la humanidad como un mes con sobresaltos, después que Julio César en la Roma imperial y decadente desoyó los consejos de la Sibila de Cumana, y a sabiendas, acudió a los brazos de Brutus para ser asesinado por su hijo más amado?
Marzo tiene sus misterios. Uno de los misterios modernos era la salud calamitosa de Hugo Chávez. Nadie sabía si estaba vivo o muerto. ¿Acaso la Sibila de Chacao le aconsejó que no cambiara a Dios por el socialismo? ¿O sucedió que se olvidó del primero en su afán por lo segundo? El misterio quedó develado el martes cuando se anunció su fallecimiento de forma oficial.Y al final nadie sabe la causa de su muerte. ¡Sólo Dios sabe sus designios!
Lo cierto es que el tercer mes del calendario Gregoriano, gracias a la magna voluntad del papa Constantino, siempre suele traer consigo y para algunos una carta amarga debajo de la manga, como si quisiera marcar con su sino la vida de todos los mortales.
Una muestra es la actual congregación de Cardenales en Roma para elegir al nuevo Sumo Pontífice. Por primera vez en la historia, en más de 600 años, tienen que escoger al nuevo sucesor de San Pedro por el Pastor que renunció a guiar a sus ovejas descarriadas, asqueado por la hipocresía y la división en la institución de púrpura y escarlata.
Sin lugar a dudas, marzo suele poner de frente a héroes y villanos. Al bien versus el mal. A lo blanco con lo negro. A la verdad ante la mentira. A la justicia con la injusticia. A las virtudes frente a los vicios. A la Cuaresma del recogimiento ante la sangre de la Semana Santa. A la temperancia ante el desenfreno.
Yo no sé, como diría el poeta César Vallejo, qué oscuro y amargo fondo suele tejer en ocasiones los entretelones de la vida misma. Pero marzo nunca ha sido un mes propicio para los héroes ni para los villanos, por ser una calenda ominosa con resultados imprevisibles… ¡Sólo Dios lo sabe!