El Bronx, Nueva York- Sus piernas hinchadas y cansadas, ascendieron con pasos lentos, firmes, calculados y seguros, empujando su barrigón de nueve meses al quinto piso, llevando un mensaje urgente. Descansó, recuperó el aliento, normalizó su respiración y tocó el timbre del próximo apartamento, le abrieron.

Y se presentó.

“Mi nombre es Raquel Batista y soy candidata para el Concejo Municipal en las primarias del 10 de septiembre, por el distrito 15 que incluye las áreas de Bedford Park, Fordham Rd., East Treamont y Bronx Park East.

“Soy nacida y criada aquí en El Bronx, decidí correr porque necesitamos un nuevo liderazgo en el distrito, necesitamos líderes que entiendan lo que pasa en la comunidad y traigan los recursos necesarios para solucionar nuestros problemas”.

Muchos la invitan a entrar y sentarse, le brindaron agua. Y ella habla de crear empleos, facilitar acceso a comida y hábitos de vida saludables para prevenir la obesidad, y de mejorar la educación.

Además de su embarazo físico, Raquel  está “muy bien preñada” por una visión, y “pariendo” un movimiento.

Solo la fuerza de sus convicciones le permite subir y bajar cientos de escalones cada día, en su cruzada de puerta a puerta hablándole a quienes quieran escucharla.

El distrito 15 está entre los más pobres de

El Bronx, el condado más pobre de la nación, abundan desempleo, obesidad, malas escuelas y edificios sin ascensores.

El 54% de sus votantes son latinos, la mayoría dominicanos. Raquel y un puñado de voluntarios promueven un nuevo liderazgo comunitario dominicano, independiente del estamento partidario.

La testosterona es la hormona masculina asociada al poder, la fuerza, y el coraje, pero la progesterona de Raquel trajo mucho de eso. Detrás solo tiene la espalda, a  sus voluntarios y muchísimas esperanzas; delante el barrigón y, de manera simultánea, una pelea con las dos maquinarias políticas más implacables de El Bronx.

Aunque la mayoría de los votantes del Distrito son dominicanos, Raquel es la única aspirante dominicana para llenar su escaño en el Concejo Municipal.  Hay otros cinco aspirantes que responden a maquinarias y a políticos establecidos; Raquel solo cuenta con los votantes.

Ella cree que muchos de los políticos actuales son parte de los problemas de la comunidad, y por eso, nunca plantearán soluciones serias.

“Es tiempo de traer un liderazgo nuevo e independiente, comprometido pura y simplemente con la gente, con la comunidad y la solución de sus problemas”, argumenta.

“La agenda es sencilla: transformar la forma como se hace política. Tengo un espíritu independiente, no puedo ni me interesa cambiarlo, y estoy segura que la comunidad necesita ese tipo de liderazgos en este momento”, afirma.

Su poema político cargado de optimismo la enfrenta a las maquinarias políticas más poderosas en su Partido Demócrata.

Clinton y Obama

Las grandes Maquinarias Políticas, como las de Bill Clinton y Barack Obama, controlan el Partido Demócrata, además, cada una tiene sus representantes locales.  La maquinaria demócrata de El Bronx, leal a Clinton, la manejó de manera absoluta y personal el asambleísta puertorriqueño José Rivera durante varios años. Sólo se benefició su familia: sus hijos, hijas, yernos y hasta una ex empleada doméstica suya ocuparon las posiciones políticas electivas.

Ante ese nepotismo descarado, afroamericanos, dominicanos y puertorriqueños lo antagonizaron, apoyando al asambleísta afroamericano Carl Heasting; en octubre del 2008 se sublevaron abriendo un “partido paralelo”. Se aliaron a la ascendente Maquinaria de Obama contra la decadente de Clinton, y le arrebataron a Rivera el control partidario.

Rivera retiene el poder sobre delegados y designaciones de funcionarios electorales.

Raquel no está contra de Clinton ni Obama, pero debe enfrentar a Rivera. Ella tampoco responde a los intereses especiales que controlan los partidarios de Heasting.

Raquel no armó este pleito, lo encontró armado, ella simplemente lo asumió con responsabilidad. Y esgrime argumentos tan demoledores como inspiradores: la mayoría dominicana del distrito merece una representación política auténticamente dominicana.

Los políticos dominicanos de Washington Heights, obedientes incondicionales a Rivera, y temerosos de la de Heasting, “le sacaron los pies”.  Lo de Raquel parece una locura total, una mujer sola, empujando un barrigón, enfrentando a los todopoderosos jefes partidarios.

Bajo sus párpados cansados, Raquel ve con claridad que las maquinarias políticas están en crisis; en el 2008 la de Clinton implosionó y la de Rivera se fragmentó.

Tras su sonrisa de niña ingenua, de tonta Raquel no tiene medio pelo: está concentrada en su objetivo, vive enfocada en el mapa del distrito.

Sabe exactamente donde vive cada demócrata dentro del distrito y focaliza su campaña de muy escasos recursos económicos llevándole su mensaje personalizado directamente al votante.

Por eso las maquinarias se aliaron demandando, de manera indirecta, la nulidad de su candidatura.  Abogada experimentada, con los delegados y organismos electorales en contra, Raquel sobrevivió el ataque y aseguró su lugar en la boleta para las primarias. Y continúa sus preparativos políticos y personales.

Los dos partos

“Mi problema es que soy demasiado independiente y lo sé, no me arrepiento de ser quien soy, y no tengo ni el menor interés de cambiar absolutamente nada. Así soy, esa soy yo. Soltera, embarazada, feliz, agradecida, orgullosa, llena de esperanzas”, confiesa.

“El partido siempre apoya a quien tenga mucho dinero, yo no tengo dinero”, asegura,  “pero sé que ahora El Bronx necesita un nuevo liderazgo, una mujer independiente representando y organizando a la comunidad, para luchar contra la pobreza”.

Raquel lleva varios años de rica experiencia como organizadora comunitaria, tipo Obama.

Durante nueve años estuvo estructurando Juntas de Vecinos, de inquilinos, de conglomerados para luchar contra la delincuencia, la violencia de género, el desempleo y otros males. Mientras hacía todo esto, se graduó como abogada del City University of New York (CUNY) y pasó a dirigir una coalición de lucha por los derechos de los inmigrantes en Washington Heights.

Juan Bautista, su padre, es de Bonao; su madre, Zonia Batista, es de Samaná. Ella nació en El Bronx en 1975, en el mismo distrito que quiere representar.  Raquel sería la primera mujer dominicana electa en El Bronx. Y la tercera mujer dominicana en el Concejo Municipal representando los distritos donde nacieron. La primera es Diana Reyna de Brooklyn, luego vino Julissa Ferreras, de Queens.

Empujando su barrigón y su candidatura, Raquel construye un hermoso simbolismo del futuro.

Todo lo político tiene un fuerte componente personal. Su bebé, como ella, nacerá en El Bronx.

Raquel pretende cambiar la representación política para que las decisiones sobre el futuro de su bebé y demás niños dominicanos la tomen representantes dominicanos comprometidos con la comunidad. De lo contrario, serán representantes que son instrumentos de maquinarias políticas quienes decidirán el futuro dominicano en El Bronx y todo Nueva York.

De noche, Raquel se desconecta de toda política, se convierte en madre, se acuesta y se queda dormida leyéndole historias infantiles a su bebé antes de nacer.

Al atardecer del domingo 13 de agosto Raquel estaba reunida con un grupo de voluntarias nuevas de su campaña.  A las 12:23 AM del lunes 14, Raquel parió a Carmen, ella nació de  ocho libras y 15 onzas. La actitud que desarrolle Carmen frente a la política, a favor o en contra, será entendible.

Ahora Raquel espera que los medicos le den luz verde para echarse a Carmen al hombro y seguir su campaña para las Primarias del 10 de septiembre.

Su primer parto fue todo un éxito.

Con su coraje, independencia y arrojo, Raquel ya alumbró el camino, parió el movimiento por un liderazgo nuevo, femenino e independiente en El Bronx, el futuro dominicano en Nueva York.