En momentos en que el país está distraído y anestesiado por discursos políticos confusos y banalizados, hace falta escuchar otros discursos alertantes, con olor a libertad y a verdadero compromiso con la patria “porque se hace necesario vencer el tedio que están causando aquí aquellos que esperan que Dios pierda la verdad en el tumulto”.

De lectura obligada para adultos y jóvenes, nos llega ya impreso este mismo año, el libro de Manuel Matos Moquete, lúcido escritor dominicano, de quien hablan por él las más de una docena de valiosas publicaciones y premios de universidades nacionales y extranjeras. Según su propósito, nos pone en  contacto con los fervientes discursos políticos de Manolo, Caamaño y El Moreno, que sirven de ventanas que se abren al pasado y cuyos motivos franquean el pasado y el presente.

Titulado “Discurso y Acción: Manolo, Caamaño y El Moreno”, el libro se sitúa en el marco de una normatividad del estudio del discurso, en particular, del discurso político, cuyo propósito es construir una narrativa conceptual de los discursos de estos tres grandes dominicanos.

Cuando todavía este libro no se había editado, su autor me pidió leer el original y, luego, participar en un conversatorio con intelectuales y profesores universitarios celebrado en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), para analizar el contenido del mismo.

Agradezco a Manuel el haberme invitado a “decir, escuchar y aprender” sobre Manolo, Caamaño y El Moreno, cuyos nombres y hazañas conocía pero sin sentirlos cercanos. Espero que de igual modo los lectores, después de leer este libro, se sientan también próximos a estos tres hombres inmortales de esta patria nuestra.

Es imposible leer este libro sin inquietarse. A mí me inquietó profundamente al ponerme frente a la valentía y las acciones heroicas de estos tres dominicanos singulares, que a través de sus discursos nos permiten escuchar de cerca sus voces libertarias, expresadas públicamente, en voz alta, de  pie y más allá del miedo.

Habiéndolo leído con los ojos bien abiertos y el corazón despierto, confieso que este libro ha causado también en mí una profunda angustia al reconocer mi inconsciente apatía ante la grandeza de estos tres héroes nacionales, cuyas hazañas, cívicas, políticas y sociales han sido por mucho tiempo convertidas en testamentos traicionados e injustamente excluidas de las bibliografías oficiales y académicas de nuestro país.

Las vivencias que tuve al leer estas páginas me hicieron caminar de lo “fúnebre a lo heroico”. Lo mismo que suele suceder cuando uno lee el “Discurso u Oración Fúnebre de Pericles recogido por Tucídides, que en la plaza pública no sólo procuró rendir honor a los muertos en la guerra contra Esparta, sino que aprovechó el escenario para enfatizar el poder de la “polis”, la libertad que gozan sus ciudadanos y presentar un retrato idealizado de la democracia ateniense.

En su libro, pareciera que Manuel logra aparear los motivos de unos y otros más allá del tiempo. Los discursos de Manolo, Caamaño y El Moreno son más que una simple reseña de sus pensamientos y sus acciones. Son verdaderos testimonios que despiertan el compromiso de continuar la obra libertaria asumida e iniciada por ellos.

El autor nos acompaña en la lectura y análisis de los discursos presentados en su libro. Nos prepara en el primer capítulo para aplicar técnicas de Análisis del Discurso, haciendo más comprensible los de Manolo, Caamaño y El Moreno, haciendo posible que lleguen autenticados a las manos del lector.

Mediante una “pedagogía de la admiración”, el autor nos hace captar el significado profundo de los hechos y las circunstancias vividas y narradas en estos discursos; nos motiva y, casi nos obliga, a hacernos cargo de la fecundidad de los pensamientos y acciones de estos héroes nacionales, como una sola historia, de una misma patria teñida por la sangre de estos tres grandes hombres.

El autor nos inspira para apropiarnos de la riqueza del lenguaje autentico de estos discursos y despierta la voluntad de crear vínculos con los “mundos de la vida” que postularon y defendieron, en los cuales –como diría Mario Benedetti “fueron formando patrias interinas”.

Como afirma Matos Moquete en su obra, “los grandes ideologemas que Manolo, Caamaño y El Moreno enarbolaron fueron grandes retos y desafíos, no sólo deseables en sus, respectivas épocas, sino realizables, de no haber intervenido las circunstancias adversas que dieron lugar a sus muertes”.

Hoy todavía guardan vigencia sus principales aportes, como cimientos y alientos de una democracia por construir sin redentores ni opresores. Sin redentorismos en los personajes ni en la ideas. Pero también sin dictadura, caudillismo ni partidocracia.

Los dominicanos tenemos todavía otras “guerras” pendientes que deberán ser libradas, aunque con otras armas, con la misma valentía y compromiso de las luchas eternas de la patria eterna, de las ansias eternas de libertad y justicia por las que ellos entregaron su vida.

Todavía hay espacio para el llanto, el grito y los himnos que motivaron las luchas de Manolo, Caamaño y El Moreno. Nuestro hoy y nuestro futuro político deben nutrirse de las esperanzas y visiones que ellos persiguieron en su “hoy y en su mañana”.

Ellos no son personajes del pasado, porque como se aprecia en la novela de Carlos Fuentes, “son personajes que pasan de una época a otra mediante sus propias reencarnaciones”.

Desde la racionalidad de las emociones rompamos el silencio y digamos: ¡Manolo, Caamaño, Moreno, su muerte nos duele! Y utilicemos la conciencia del dolor para en su nombre construir libertad.