El pasado 4 de octubre, fiesta de Francisco de Asís (1181-1226), reconocido como el hermano universal de las personas y de toda la creación, el Papa Francisco, dio a conocer su carta encíclica, “Fratelli, Tutti” (Hermanos, todos). Por la importancia de su contenido para entender la realidad del mundo globalizado de hoy, proponer elementos de análisis y reflexión sobre la realidad actual y sobre todo para descubrir líneas de acción y propuestas de transformación, ha parecido conveniente al autor de estas líneas presentar dicho contenido por entregas, de las cuales, la presente, es la primera.
El Papa Francisco reconoce la inspiración franciscana de su texto: Este santo del amor fraterno, de la sencillez y de la alegría, que me inspiró a escribir la encíclica Laudato si’, vuelve a motivarme para dedicar esta nueva encíclica a la fraternidad y a la amistad social” (N. 2).
La encíclica utiliza el tradicional método latinoamericano de Ver-Pensar-Actuar. Los elementos más significativos que se destacan en el primer paso o análisis estructural y coyuntural de la realidad la encíclica son:
1.- Sueños que se rompen en pedazos. En las últimas décadas, sacando las lecciones de tantas guerras y fracasos parecía que el mundo se dirigía hacia diversas formas de integración, como el caso de la unión europea y los intentos de integración latinoamericana. Pero hay, según el texto, una preocupante regresión: “La historia da muestras de estar volviendo atrás. Se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos”. (N.11).
2. El debilitamiento de la conciencia histórica. Se presenta la penetración cultural de una especie de “deconstruccionismo”, donde los seres humanos pretenden construirlo todo desde cero y se deja en pie únicamente la necesidad de consumir sin límites y la acentuación de muchas formas de individualismo sin contenidos fundamentales.
3.- Globalización sin un proyecto de bienestar común. Se afirma que un proyecto con grandes objetivos comunes para el desarrollo de toda la humanidad hoy suena a delirio y locura. “Pero necesitamos constituirnos en un “nosotros” que habita la casa común. Ese cuidado no interesa a los poderes económicos que necesitan un rédito rápido” (no.17).
Continúa la encíclica señalando que: “En el mundo actual los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad se debilitan, y el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas. En este mundo que corre sin un rumbo común, se respira una atmósfera donde la distancia entre la obsesión por el propio bienestar y la felicidad compartida de la humanidad se amplía hasta tal punto que da la impresión de que se está produciendo un verdadero cisma entre el individuo y la comunidad humana” (Nos. 30 y 31).
4.- La ilusión de la comunicación. La carta encíclica Fratelli Tutti presenta algunos cuestionamientos al tipo de comunicación digital que prevalece en los tiempos actuales. Señala el texto: “En la comunicación digital se quiere mostrar todo y cada individuo se convierte en objeto de miradas que hurgan, desnudan y divulgan, frecuentemente de manera anónima. Todo se convierte en una especie de espectáculo que puede ser espiado, vigilado, y la vida se expone a un control constante”. (No. 42). Se hace referencia, además, al tema de la manipulación de las conciencias: “No cabe ignorar que en el mundo digital están en juego ingentes intereses económicos, capaces de realizar formas de control tan sutiles como invasivas, creando mecanismos de manipulación de las conciencias y del proceso democrático”. (45)
5.- Los aprendizajes de las pandemias y de otros flagelos de la historia.
El texto se refiere al tema de los aprendizajes que podemos sacar para fortalecer la fraternidad y la sororidad en el contexto de la pandemia global del Covid-19: “El dolor, la incertidumbre, el temor y la conciencia de los propios límites que despertó la pandemia, hacen resonar el llamado a repensar nuestros estilos de vida, nuestras relaciones, la organización de nuestras sociedades y sobre todo el sentido de nuestra existencia” (No.33).
6.-Un llamado a la esperanza
Aunque el análisis de la encíclica es bastante crítico y cuestionador, enfatizando algunos aspectos negativos relacionados con los temas tratados, el texto deja abierta las puertas a la esperanza y a la capacidad de los seres humanos y de los colectivos solidarios para reconstruir la vida y los proyectos comunes y solidarios. Pues, tal como afirma el texto: “La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna”.