Félix Plascencia, un fraile de la Orden de los Capuccinos fue suspendido como rector de la iglesia San Miguel de Santo Domingo porque asedia a varias mujeres de su comunidad católica romana, pecando contra su Cristo en pensamiento y en palabra, cargado de gran lujuria, loco por consumar la obra. (Ver http://www.noticiassin.com/2014/03/mujeres-aseguran-reciben-mensajes-incomodos-de-un-sacerdote/ )
A decir de la denuncia, la dama acosada (no acostada todavía) muestra en su celular un mensaje electrónico del Fraile Félix ofreciéndole en matrimonio a su consagrado pene, por lo que es recomendable que la iglesia se cuide y celebre algún seminario sobre “Los peligros de la tecnología para el clero católico”, para que los curas se abstengan de enviar mensajes sexuales y para que no vean pornografía en sus computadoras, pues, si siguen de cabrones quedarán todos atrapados.
Y yo no exagero señores porque “todos los curas rapan”, se lo advertíamos en un artículo anterior donde relatábamos, entre otros casos, el chisme y escándalo histórico que ha sido escondido por la Iglesia criolla donde, como buen traidor y hechor clerical, Monseñor Meriño acosó y preñó a la hermana de su querido y amado Padre Billini, sí, ese mismo, el de la Lotería
(Ver http://www.acento.com.do/index.php/blog/12702/78/Con-Palmera-o-con-Manuela-todos-los-curas-guayan.html)
Pero, si la cosa continúa le saldrán cuernos en el campanario. Si señores, se los están pegando los curas, sus esposos consagrados. Y como siempre ha sucedido, por millares pues, por más que se quiera evitar la seguirán cuerniando. Será difícil que la catedral o alguna iglesia parroquial puedan cruzar por un túnel sin que se les queden enganchados los cientos de miles de cuernos que adornan sus campanarios.
Sin embargo, sean mis primeras palabras para felicitar a la Iglesia porque, después de estos escándalos de curas pederastas, ha logrado comprender que es mejor instruir a sus curas para que dejen a los niños tranquilos y se dediquen a enamorar adultos según sus santas y rectas preferencias culinarias pues, es más saludable imitar al acosador Monseñor Meriño en vez de seguir el ejemplo del nuncio pederasta polaco que protege el papa Francisco en el Vaticano.
No ironizamos, les confieso que me mueve la más profunda sinceridad al ver que ahora los curas, dejan de atacar a los niños indefensos para tomar el buen camino de enamorar mujeres u hombres adultos con plena conciencia de sus actos, enamorar a seres decididos a compartir su proa o su popa en la cama con un santo sacerdote consagrador de hostias.
Sin embargo, como los cuernos clericales nunca tendrán fin, le recomiendo a la Iglesia que someta un proyecto de ley prohibiendo el uso de cámaras en los celulares y que además le haga un Adendum al Concordato para establecer que ni las fotos ni las películas ni los mensajes por Internet puedan servir de prueba en los juicios clericales que en adelante se lleven contra sus curas depredadores sexuales.
Mientras tanto mis queridos lectores, creyentes y menos creyentes, desde hoy en adelante cuando pasen por una iglesia cuenten los cuernos señores, los cuernos del campanario.