(Galileo perdóname pero esta azarosa no se merece otra cosa)
Como profesora de historia contemporánea y fundamentalista católica , la periodista italiana Lucetta Scaraffia ha publicado en el L’Osservatore Romano (diario oficial del Vaticano) un artículo editorial criticando a la BBC por cambiar la definición de la fecha "sustituyendo las usuales siglas que evocan el antes de Cristo y después de Cristo con un genérico ,era común", afirmando que quienes "quieren eliminar toda huella de cristianismo de la cultura occidental son sólo algunos laicos occidentales".
Sin embargo no vamos a destacar su tema central sobre "el antes y después de Cristo", sino algunos conceptos secundarios maliciosos e inmorales que la señora "evacuó" en su escrito, como editorialista de este supuesto órgano de "la verdad" cristiana romana. Ciertamente, estamos alarmados por la forma descarada en que se está manipulando la verdad histórica ¿Qué esta pasando en Roma, han perdido los estribos y piensan que en esta era de luz y ciencia se puede continuar estafando a los pueblos?
La causa de nuestra indignación está en los tres últimos párrafos de su escrito, cuando, tratando de ocultar los pecados cometidos por su Iglesia contra el hombre y la cultura, a la señora se le monta el Diablo y dice las siguientes falsedades históricas:
<< ¿Cómo se puede fingir no saber que solamente desde aquel momento [nacimiento de Cristo] se afirmó la idea de que todos los seres humanos son iguales en cuanto son todos hijos de Dios? Principio sobre el que se fundan los derechos humanos, en base a los cuales se juzga a pueblos y gobernantes. Principio que hasta ese momento nadie había apoyado, y sobre el que en cambio se basa la tradición cristiana.
¿Por qué no reconocer que desde aquel momento el mundo cambió? ¿Que desaparecieron tabúes e impuridades materiales y que la naturaleza fue liberada de la presencia de lo sobrenatural precisamente porque Dios es trascendente? De estas realidades nació la posibilidad para los pueblos europeos de descubrir el mundo y para los científicos de iniciar el estudio experimental de la naturaleza que ha llevado al nacimiento de la ciencia moderna.
¿Por qué entonces negar incluso las deudas culturales que la civilización tiene con respecto al cristianismo? No existe nada más anti-histórico ni más insensato, como judíos y musulmanes han comprendido claramente. No es cuestión de fe, sino de razón. También esta vez. >>
En el último; no conforme con insultar a la verdad, la señora termina cobrándonos una supuesta "cuenta cultural" que tenemos pendiente con la Iglesia ¡Qué cojovarios! Ya le pasaremos la cuenta de su crimen cultural contra los nativos de América, contra su cultura.
Señora Lucetta, aunque ejerce en la Universidad de Roma "La Sapienza", usted luce (tta) muy brutesca, pero tan brutesca que sus tres párrafos escritos (donde no menciona la Revolución Francesa ni la sangre derramada por la Ciencia) no merecen comentario, son tan absurdos que se explican por sí mismos, porque, además de destacar la mentira, destacan el cinismo que se ha apoderado de su cristiana alma y del alma de quienes le han permitido desprestigiar al L’Osservatore Romano, acogiéndola en su seno editorial como una malvada y gran inculta.
Pero levántese la falda para que vea que, por decir estas cosas, además de ovarios, le han nacido dos grandes cojones. Pero no se asuste, ni los golpee, porque dentro de ellos vive su cerebro: dos campanillas supersticiosas de la Basílica de San Pedro !Qué cojones! Cuide de que cuando vaya volando a recibir sus 30 monedas de plata, no se le queden enganchados en el obelisco de la plaza, al que le llaman "testigo mudo", sí, el testigo (testículo) mudo de la historia, el que usted pretende quemar en la hoguera del olvido. ¡Ridícula! Déjese de difundir mentiras, pare de ofender a la inteligencia y dedíquese a defender los derechos que vuestra "vera" Iglesia les niega a las mujeres y, como activista feminista renegada que es, regrese a sus antiguos fueros.
¡Ah! y ruéguele mucho a la Virgen bella, a ver si Dios le tiene piedad y, por grotesca y fea, no le impide entrar en el Cielo, porque en el infierno, por mentirosa, no la recibirán jamás, porque ni el Diablo se atreve a decir semejantes mentiras.
Y no se me ponga bronca porque, solo le estoy devolviendo una pequeña parte del agravio que usted le ha hecho a la verdad histórica y a inteligencia humana, diciendo que "De estas realidades [cristianas] nació la posibilidad para los pueblos europeos de descubrir el mundo y para los científicos de iniciar el estudio experimental de la naturaleza que ha llevado al nacimiento de la ciencia moderna".¡Jabladorasasasa!
Perdóname Galileo, pero la cólera es una breve locura que a veces nos asalta.