Jesús exclamó: te doy gracias, padre, Señor del cielo y de la tierra… (Mateo 11,25)
La gratitud tiene una fuente muy basta en los evangelios, los cuales nos muestran que era una práctica constante del Maestro, Jesús de Nazaret. De él aprendemos que la gratitud se ofrece a algo mayor, Dios, a quien se le hace un reconocimiento en el momento de manifestar el agradecimiento.
Hablar de los beneficios de la gratitud, es hablar de las áreas de la vida que se ven impactadas positivamente con el gesto de agradecer, pues, lejos de ser una moda, es un estilo de vida, y cuando se vive desde ahí, encontramos grandes beneficios a nivel físico, emocional y espiritual.
Jorge Luis Borges, escritor, define la gratitud y dice: “la gratitud es una de las más elevadas formas de ser y estar”. Y al decir que es una forma elevada, queda de manifiesto que, la gratitud nos ennoblece y enaltece, es decir, saca la mejor virtud de cada persona y eso es ya, un beneficio.
¿Cuándo vemos los beneficios de la gratitud?
Cuando hacemos de ella un estilo de vida, es decir, la usamos en la cotidianidad como algo propio, y en ese sentido nos permite tener una mayor valoración de las cosas, y esa mirada nos permite hacer un cambio en la conciencia.
Cuando vamos mirando las cosas con ojos nuevos, al ir cambiando de la negatividad a la positividad, al conectar con la creación como un regalo amoroso, que nos ha sido dado por amor y gratitud del creador.
Cuando nos damos el permiso de sanar el dolor que nos vincula a la falta de amor y de perdón, y nos conectamos con la esperanza, la solidaridad, con la fe y la certeza de algo mejor. Esas convicciones en el día a día nos ayudan a vivir con agradecimiento, la vida.
Vemos los beneficios de la gratitud cuando aprendemos a higienizar los sentidos, la mente y el corazón, pues de esa forma, abrimos todo el ser para contemplar las bellezas de la creación.
Beneficios a nivel físico de la gratitud
Las personas que viven con alta dosis de gratitud, se sienten más a gusto con todo su cuerpo, se quejan menos de situaciones médicas, se alimentan agradecidos y digieren mejor los alimentos, tienen menos dolores.
En relación al descanso, duermen mejor, descansan más, mantienen mejor cuidado integral y se tornan más felices, pues llevan su cuerpo con mayor cuidado, lo valoran más, están más atentas para agradecer todo el funcionamiento de todos sus órganos.
Beneficios a nivel emocional de la gratitud
La gratitud nos aumenta las hormonas de bienestar, crea mayor felicidad, buen humor y alegría, tales como la dopamina, oxitocina, endorfina y serotonina, las cuales nos permiten estar en estado de vigía, de armonía y acción despierta.
Nos hace ser conscientes de las cosas buenas que le suceden en nuestro entorno, también nos permite ver oportunidades de cambio en todo tiempo. Eso hace que las personas sean más felices, se estresan y se deprimen menos y, por ende, se sienten más satisfechas.
Conectan con mayor facilidad con el propósito de la vida, encuentran mejores posibilidades para lidiar con las dificultades de la vida. Son más propensas a tener pensamientos positivos y, por ende, mejor salud integral.
Identifican con mayor acierto sus defectos de carácter y lo trabajan para el cambio. Pueden afrontar mejor los cambios de la vida y muestra mayor satisfacción con la vida. Conectan mejor con el bienestar integral, y puede asimilar con mayor facilidad los cambios del final de la vida.
Beneficios a nivel espiritual de la gratitud
La gratitud hace que las personas sean integralmente más felices y optimistas, con mayor prosperidad, siendo canales para una gran conexión con el creador y lo creado. Así se aprende a mirar la vida como una bendición.
Un beneficio espiritual es que la persona se abre a la acción divina en sí mismo o en sí misma, y de esta forma se permite ver al creador en todos los elementos de la creación, es decir, se hace una persona contemplativa en la cotidianidad.
Crece en la interioridad, pues es consciente del Dios que mora en ella o en él.